Creo que fue un acierto el tono del texto, la forma de relatar los episodios de la vida de Juan y la descripción de ciertas situaciones y personajes. Al margen de ciertas modificaciones que son más bien accesorias, hay algo que no me convence sobre lo que escribí. Muchas cosas que se relatan y personajes que se describen me parecen acartonados, como de un estilo “costumbrista”, semejante a esas novelas de la televisión que hubo hace algunos años. Mi intención era acercarme desde los indicios, desde los síntomas, pintar situaciones a partir de detalles, narrar la historia de un colectivo, a partir de un individuo que lo sintetizara en ese “uno más del montón”. Creí que esa era la mejor forma de no caer en lugares comunes. Pero creo que algunas cosas se volvieron minimalistas donde quizás no debían serlo. O quizás, simplifiqué muchos los relatos (cosa que está bien) pero no modifiqué la óptica desde donde encararlos. Ejemplo: el fragmento sobre el general que va a visitar el taller y lo echan violentamente, es algo que aún no se como narrar para que tome la magnitud que creo que tiene. Y si hay algo que no quiero, es convertir ese fragmento en un panfleto. Otro ejemplo: la huida de Juan en tren. Si bien no me disgusta tanto (ahora lo modifiqué) tampoco termino de encontrarle el punto de acercamiento.
Aunque Guinzburg traza un recorrido histórico en lo que se refiere al método indiciario hasta llevarlo, entre otras cosas, a la novela policial, sirve de todas formas para plantearme el problema que tengo con esta narración. En dos cuestiones. En primer lugar, y más relacionado con cómo yo quiero contar esta historia, intento abordar la vida de Juan desde su sintomatología (trazando un paralelo con Guinzburg) como forma de abordarla. Prefiero la imagen del personaje en un bar, que una discusión política con otro personaje donde exponga sus puntos de vista. No me interesa caracterizar de esa forma al personaje. De hecho, me resulta contraproducente. Es justamente lo que lo acartonaría aún más.
En segundo lugar, no se trata sólo de hacer un “rodeo” sobre el personaje y las situaciones que vive porque así me gusta contarlo, sino también de intentar exponer un cuadro completo a partir de ciertos indicios, buscando el personaje en un detalle, el marco completo en una situación, el colectivo en el individuo. Si Guinzburg explica los procedimientos e investigaciones acerca de la originalidad o autenticidad en escrituras y pinturas, a partir de detalles que los autores dejan, inconcientemente, en sus trazos y en sus márgenes como forma de alcanzar la naturaleza misma de las obras o la huella del creador, yo creo que las cosas que intenta mostrar este relato se explican, toman importancia, se entienden, a partir de un acercamiento desde esos “detalles” o indicios. Sólo desde allí se comprende la magnitud que tienen. De allí proviene, si se quiere, mi obsesión con esto.
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