viernes, 9 de abril de 2010
Palabras para Julia
martes, 6 de abril de 2010
Con ustedes...
Me llamo Pablo, tengo 28 años y este es mi primer año en la carrera. “¡¿28!?” Sí, bueno. Si la sorpresa es porque no los parezco, ya me acostumbré a no parecerlos. Y si es por eso de que hay ciertas edades para hacer ciertas cosas, también me acostumbré. No, ya sé que no tengo 50. Pero para los alumnos que recién salen del secundario, llama la atención. En cambio, para mis compañeros de trabajo, que andan con algunos años más a cuestas, les parece genial. Con su mejor cara de “tío copado”, te ponen una mano en el hombro y te lanzan un paternalísimo “me parece bárbaro…si yo tuviera tu edad, pibe…”. Para algunos me “pasé” un poquito, otros querrían estar en mi lugar. Flotando entre esas dos formas de ver el asunto, me asomo a esta carrera. Quizás podría haberla empezado antes, pero no se pudo. ¿O sí? El trabajo, esas cosas y vaya uno a saber… Creo que ahí hay otro fetiche parecido al de la edad “adecuada” para estudiar: el del título universitario. Van de la mano, estoy seguro. La misma neurona que dice “dale que pasan los años y todavía no estudiaste nada” debe ser la misma que pide a gritos el cuadrito en la pared. Con qué facilidad me voy por las ramas…
De cualquier forma, no es el cuadrito lo que me interesa. Estudio comunicación desde hace algunos años, intermitentemente. No tengo ganas de entrar en detalles sobre el cómo ni el cuándo. Recién ahora pude ordenarme un poco para cursar esta carrera, de la que solo espero entrenamiento, experiencias y conocimiento. Si hay algo que (creo) tiene de bueno "el campo de la comunicación", es que más allá del estudio teórico-académico, todo, absolutamente todo depende de la voluntad y capacidad de uno mismo de encarar trabajos, proyectos, actividades. No se piden “Comunicadores sociales” en los clasificados. El arquitecto hace puentes, el médico opera una vesícula, el abogado hace el papeleo de un divorcio. ¿Y nosotros, los “comunicadores sociales”? Sé que esto genera desconcierto, a veces. Y sé que en la carrera hay una deserción bestial. Ya me fui por las ramas otra vez…
Espero que sean cada vez más los estudiantes de comunicación que encuentren su camino…