tag:blogger.com,1999:blog-14701380625906693552024-02-20T17:04:11.180-03:00pájaros prohibidosPablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.comBlogger56125tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-28085665260634137322010-12-08T19:59:00.002-03:002010-12-08T20:02:23.326-03:00Ensayo TEO<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b>El fuego y los calibanes</b></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Siempre existe una tierra <i style="mso-bidi-font-style:normal">más allá</i>. Un lugar lejano y desconocido de donde proviene aquello que amenaza, nos dicen, la forma de vida que conocemos. Los bárbaros, los caníbales, las hordas. Los <i style="mso-bidi-font-style:normal">otros</i>. Puede ser un lugar tan lejano como las estepas desérticas que rodean el burgo medieval o los suburbios de las metrópolis modernas. Porque el tiempo no importa, siempre ha habido calibanes que han desafiado a los dueños del fuego.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">“Mientras los leones no tengan historiadores, los cuentos seguirán glorificando al cazador”. Pero los cazadores han aprendido que la Historia no puede ser borrada de la memoria de los calibanes. Es tanta la sangre derramada que provoca una inmensa mancha en el imaginario de los pueblos y aquellos que han intentado borrarla como si fuera una mancha de vino sobre un mantel, se han encontrado con que sólo la esparcen más y más. Por eso los dueños del fuego deben reescribir las historias, transformarlas, cubrir la mancha con capas y capas de páginas, palabras, imágenes, hasta que sea difícil encontrar qué hay debajo. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Los dueños del fuego han descubierto que el combustible de los calibanes no se agota y han decidido utilizarlo. Para eso, deben incluso reivindicarlos. Mientras los <i style="mso-bidi-font-style:normal">adelantados</i> avanzaban a sangre y fuego por el continente americano, desde el otro lado del océano, Montaigne descubría que los nativos “guardaban vigorosas y vivas las propiedades y virtudes naturales, que son las verdaderas y <i style="mso-bidi-font-style:normal">útiles</i>”. De no haber estado tan inmerso en sus debates filosóficos y políticos, hubiera podido notar cuán de acuerdo estaban, en la práctica, los colonizadores monárquicos que él cuestionaba: ¿qué otra cosa justifica Potosí, la mayor tumba de la historia de la humanidad, sino la <i style="mso-bidi-font-style:normal">utilidad</i> de aquellos que fueron llevados allí? Las reivindicaciones siempre se hacen desde la seguridad de la lejanía.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">José Hernández pintó como nadie la historia de resistencia de los calibanes de las provincias del Río de la Plata. El delito de ser pobre, ser marginal, estar por fuera de todo aquello que es considerado <i style="mso-bidi-font-style:normal">civilizado</i>. </p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">El anda siempre juyendo, <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">Siempre pobre y perseguido, <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">No tiene cueva ni nido <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">Como si juera maldito <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">Porque el ser gaucho... barajo, <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" align="center" style="text-align:center"><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-fareast-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Helvetica">El ser gaucho es un delito.</span></i><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin"><o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Eran tiempos en que Sarmiento mandaba a liquidar a toda aquella barbarie que amenazaba <i style="mso-bidi-font-style:normal">su</i> civilización. José Hernández no liquidará a Martín Fierro, pero a su regreso, lo mandará a trabajar. Y el gaucho dejará su montura y su libertad por un jornal. Aprenderá que agachar la cabeza es loable y que ser útil es un deber. Las jineteadas y la resistencia quedarán para las canciones y los cuentos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Pero cuando el gaucho pensaba que su capítulo en la Historia había terminado, los dueños del fuego lo volverán a convocar de la fosa donde lo habían echado, sin siquiera una cruz que lo marque. Nuevos calibanes se acercan, esta vez por mar, desde el Viejo Mundo. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Acratas</i>, les dirán, sin Patria ni Dios. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Anarquistas</i> se dirán ellos, y disputarán a los dueños del fuego su reinado, su cultura y su historia. Y los dueños del fuego acudirán a las historias del gaucho, ya muerto, reclutado o trabajando, y las convertirán en <i style="mso-bidi-font-style: normal">su</i> Historia. Al menos ellos eran cristianos. Y con imágenes de lanzas, jinetes y banderas en los libros y metralla en las ciudades y en la Patagonia, aplastarán a los nuevos bárbaros de allende los mares. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Hoy se reivindica a los calibanes de hace algunas décadas. Los dueños del fuego intentan hacer suya la historia de aquellos que los combatieron, de aquellos a los que exterminaron. Como los indígenas, como los gauchos, como los ácratas: ya no tienen voz. Probablemente dirían algo distinto a lo que se les adjudica, nos interpelarían de otra manera. Probablemente cuestionarían esta civilización, la pondrían en <i style="mso-bidi-font-style:normal">peligro</i>. Aún así se los reivindica, para calmar a los calibanes de hoy. Para enfrentar a los calibanes de mañana. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Pero la mancha se filtra por las capas de páginas, palabras e imágenes que le han puesto encima los dueños del fuego. Son muchas las manchas y demasiada la sangre, y los calibanes se nutren de ella, son cada vez más y cada vez más peligrosos. Los dueños del fuego lo saben y tiemblan. Pero sobre todo, lo hacen porque todos los calibanes, los de los caballos, los de los barcos, los que ya no tienen voz, entienden, cada vez más, que forman parte de la misma historia. De una Historia que pueden escribir. Y quieren el fuego. </p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-24660214755428893022010-12-06T01:34:00.000-03:002010-12-06T01:35:30.693-03:006 segundos (versión final)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">6 segundos <o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">El peso, el movimiento y la velocidad de circulación del ferrocarril produce una serie de efectos sobre la tierra que lo sostiene y los rieles por los que circula. Muy por delante suyo, la inmensa máquina hace vibrar el suelo mismo: las rocas crepitan levemente como si se tratara de brasas encendidas, un suave y ronco rugido parece proceder desde las entrañas de la tierra. Existen una serie de leyes físicas por las cuales los rieles, presionados por la masa de acero que circula sobre ellos, se vuelven elásticos, generando un sonido parecido al de una honda, una cuerda o un látigo, pero mucho más grande: una vibración metálica que puede sentirse, si uno está acostumbrado a ese sonido o acerca el oído, segundos antes de que el tren haya arribado al andén. Unos seis segundos antes, para ser más exactos, <i style="mso-bidi-font-style:normal">todo</i> nos avisa que aquél gusano gigante viene llegando.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Es conocido por todos el resultado de ser arrollado por un tren. Me refiero no sólo a la muerte, sino al destrozo que sufre el cuerpo al ser triturado por semejante maquinaria en movimiento. Si he de ser sincero, muchos han sobrevivido, más de lo que se cree. Pero casi todos terminan, inevitablemente, destrozados. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">No fue el caso de Laura. O Silvia. O Jimena. O como fuera que se llamara. Nunca lo supimos, para ser honesto tampoco nos importó demasiado. Tendría unos 20 años, quizás menos. Nos asomamos delante de la máquina luego del <i style="mso-bidi-font-style:normal">accidente</i> (algunos desde arriba, en el andén, otros sobre las vías), la hallamos <i style="mso-bidi-font-style: normal">casi</i> intacta, y eso que por encima de su cuerpo habían pasado, al menos, dos vagones. Estaba en posición fetal, con las manos cruzadas sobre su <i style="mso-bidi-font-style:normal">panza</i>, acostada entre los rieles. Y digo <i style="mso-bidi-font-style:normal">casi</i> porque estaba decapitada, <i style="mso-bidi-font-style:normal">limpiamente</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Pudimos reconstruir la historia rápidamente a través del relato de algunos testigos: <i style="mso-bidi-font-style:normal">Laurasilviajimena</i> se había acercado al laberinto del <i style="mso-bidi-font-style:normal">paso a nivel</i> como cualquier otro transeúnte, había visto que venía el tren, había comenzado a caminar por las vías, se había acostado de espaldas al tren, en aquella posición, y había colocado su cuello sobre el riel. Por su madre, quien llegó al rato, supimos que andaba mal con el novio por lo del embarazo. O algo así. En resumidas cuentas, una típica familia del conurbano bonaerense de esas que aparecen en los reality shows policiales de medianoche. Lo menciono por si alguien está interesado en la nota, aunque ya es tarde, creo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Nos quedamos mirando el cuerpo, cosa que nunca nos pasa. No porque nos asquee ni nada parecido, ya estamos acostumbrados a que día por medio el tren se lleve puesto algún <i style="mso-bidi-font-style:normal">boludo</i>. Creo que no es ponerse melodramático si reconozco que nos conmovió un poco la juventud de la chica, su embarazo y esos detalles. Pero sobre todo, parecía que al tren le hubiera dado vergüenza destrozarla y se había limitado a realizar el trabajo para el que la chica lo había escogido como verdugo. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Sólo</i> la cabeza. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">No fue la tragedia, ni la conmoción, ni la imagen de la joven, ni su embarazo lo que me dejó pensando, retorciéndome la cabeza, intentando encontrar qué era aquello que me había quedado inconcluso, sin poder darle la vuelta a la página de este episodio. Aquella noche, mientras volvía a mi casa en el tren, <i style="mso-bidi-font-style:normal">entendí</i>. A decir verdad, primero lo <i style="mso-bidi-font-style:normal">oí</i>. Tuve que sacarme el <i style="mso-bidi-font-style:normal">mp3</i>, como para poder <i style="mso-bidi-font-style:normal">oir</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal">entender</i> mejor. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Era el sonido de los rieles.</i> Entonces comprendí, tarde, aquél gesto de acostarse de espaldas: <i style="mso-bidi-font-style:normal">Laurasilviajimena</i> no había querido ver llegar el tren sobre ella, sabía que tendría miedo, sabía que no lo iba a soportar. Quiso acurrucarse, hacerse una bolita, no ver ni oír nada. Pero el tren no le pudo perdonar eso: le dio 6 segundos de aquél sonido metálico, ese zumbido de acero, mientras las piedritas vibraban a su alrededor y la tierra rugía por debajo. La chica no había contado con esos 6 interminables segundos. No podría haberlo hecho nunca. ¿Cómo iba a saberlo?<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">A veces uno pretende destilar rabia contra un sistema que provoca las mayores crueldades sobre las personas más indefensas. Evoca imágenes, busca ejemplos, trata de superarse revolviendo la miseria propia o ajena, intentando encontrar siempre aquello que <i style="mso-bidi-font-style: normal">ya es demasiado</i>, y señalarlo para que otros vean y digan <i style="mso-bidi-font-style:normal">“¡Eso es demasiado!”</i> y quizás hasta hagan algo al respecto. De hecho, este texto iba a ser de ese estilo: el Hambre, la Injusticia, la Explotación, el Sistema, la Juventud, la Miseria. Pero es en estos detalles donde la crueldad se manifiesta en toda su pureza. En apenas 6 segundos. Los últimos de <i style="mso-bidi-font-style:normal">Laurasilviajimena. </i>Ni siquiera allí le dieron respiro. <o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-9958752035153708642010-12-06T01:33:00.000-03:002010-12-06T01:34:02.857-03:00Proyecto Ensayo (versión final)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b style="mso-bidi-font-weight: normal">David y Mariano<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano era de Avellaneda, al sur de Buenos Aires, con sus apenas <i style="mso-bidi-font-style:normal">veintipico</i> de años. Se crió en aquél barrio de fábricas cerradas, galpones abandonados y calles silenciosas, junto a las vías del ferrocarril Roca. Todos los días veía pasar el tren, cargado de gente que iba al trabajo, desde el sur de la provincia de Buenos Aires, hacía la capital. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">En uno de esos trenes que veía pasar Mariano, viajaba David, que también era de <i style="mso-bidi-font-style: normal">Zona Sur</i>. No llegaba a los treinta años. Hacía el mismo recorrido todos los días, hasta Constitución, y luego el subte hacia Once. David era ferroviario y trabajaba en la línea Sarmiento. Su abuelo había sido ferroviario, y también lo eran su padre y su hermano mayor. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">En Avellaneda, Mariano repartía el tiempo entre sus hermanos, el trabajo, los estudios y su militancia, aunque en el último tiempo era más militancia que otra cosa: andaba desocupado. David se dividía entre el trabajo y su familia: tenía dos hijos pequeños a los que adoraba. Siempre que podía, nos mostraba las fotos y los videos de ellos que guardaba en su celular. De vez en cuando, los llevaba a conocer el lugar donde trabajaba su papá.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">A los dos les gustaba la música. Mariano había incursionado en algunos proyectos y planeaba ingresar a alguna de las escuelas artísticas de Avellaneda. David había colgado la guitarra eléctrica hacía rato, entre el trabajo y la casa, no quedaba mucho tiempo para practicar. Pero cada tanto la miraba colgar de la pared, como para verificar que no se la hubieran vendido en algún descuido.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano llevaba una década participando de asambleas estudiantiles, barriales, plenarios, reuniones, volanteadas, pintadas y campañas electorales. Había participado, incluso, de ocupaciones de fábricas. Es que de eso se trataba su militancia: de los <i style="mso-bidi-font-style:normal">trabajadores</i>. David hacía ya algunos años que estaba en el ferrocarril, pero apenas había empezado a ir a las asambleas, a discutir, a preguntar que pasaba con tal o cual cosa. Era de esos tipos callados, muy tímidos, de los que escuchan mucho y hablan poco. De los que paran <i style="mso-bidi-font-style:normal">cuando hay que parar.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Para poder llevar adelante las actividades de su militancia, de su Partido, Mariano colaboraba con dinero de su bolsillo. A veces era más, a veces menos, según como viniera la mano. Con ese dinero se sostenían las publicaciones, la pintura, los carteles, lo que hiciera falta. Todos los meses, por recibo de sueldo, a David le descontaban una parte del salario para su sindicato, la Unión Ferroviaria. Con ese dinero, se financiaba el funcionamiento del gremio, la obra social, ciertas actividades deportivas y, cuando hacía falta, se contrataban sicarios para que le metieran un tiro a los que <i style="mso-bidi-font-style:normal">molestaran</i>, como Mariano. Como ocurrió aquél 20 de octubre.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano había estado apoyando la lucha de unos trabajadores tercerizados despedidos del ferrocarril, que reclamaban su reincorporación y su pase <i style="mso-bidi-font-style:normal">a planta permanente</i>, una especie de <i style="mso-bidi-font-style:normal">status</i> que tienen algunos trabajadores hoy en día, que implica mejor salario, ciertos derechos y algún tipo de representación gremial frente al patrón. Lo que se dice estar <i style="mso-bidi-font-style:normal">bajo convenio</i>, como lo estaba David, su padre y su hermano y como lo había estado su abuelo, en una época cuando todavía los empresarios no habían afinado tanto el lápiz y no habían inventado este nuevo método de explotación encubierta. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano tuvo un <i style="mso-bidi-font-style:normal">velorio</i> multitudinario. Al día siguiente de su asesinato, miles de personas se congregaron en Plaza de Mayo, repudiando el hecho. Nunca se lo hubiera imaginado, eso es seguro. Allí, David tuvo su <i style="mso-bidi-font-style:normal">bautismo</i>: era la primera vez que marchaba a <i style="mso-bidi-font-style:normal">la Plaza</i>. No había hecho muchas preguntas, solo sabía lo que sabíamos casi todos, que una patota del sindicato había baleado a un pibe que luchaba junto a los tercerizados. <i style="mso-bidi-font-style:normal">En nuestro ferrocarril</i>. Pero la Muerte tiene esa cosa tan peculiar de dividir aguas, de zanjar cuestiones, de poner blanco sobre negro, de hacer evidente <i style="mso-bidi-font-style:normal">quién es quién</i>. Y lo hace con una rapidez asombrosa. Así que cuando nos giramos a ver si David nos acompañaba o qué, el tipo ya había mandado al jefe a la mierda y preguntaba cuándo salíamos. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano nunca escuchó las palabras, los gritos, los discursos en su nombre durante el acto. Es probable que David tampoco: escuchaba, tocaba, olía y miraba a través de sus ojos, tantos cuerpos, tantas caras, tantas banderas. Así que de <i style="mso-bidi-font-style: normal">eso</i> se trataba, de tanta gente que andaba en <i style="mso-bidi-font-style: normal">eso</i>, de que éramos tantos…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David nunca conoció a Mariano. Tampoco podrá, personalmente al menos. Pero a Mariano le hubiera gustado conocer a David, a <i style="mso-bidi-font-style:normal">este</i> David, y saber todo esto.</p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-44322316523531817972010-12-06T01:32:00.000-03:002010-12-06T01:33:20.408-03:00Proyecto Ensayo (segunda versión)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b style="mso-bidi-font-weight: normal">David y Mariano<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano era de Avellaneda, al sur de Buenos Aires, con sus apenas veintipico de años. Se crió en aquél barrio de fábricas cerradas, galpones abandonados y calles silenciosas, junto a las vías del ferrocarril Roca. Todos los días veía pasar el tren, cargado de gente que iba al trabajo, desde el sur de la provincia de Buenos Aires, hacía la capital. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">En uno de esos trenes que veía pasar Mariano, viajaba David, que también era de zona sur. No llegaba a los treinta años. Hacía el mismo recorrido todos los días, hasta Constitución, y luego el subte hacia Once. David era ferroviario y trabajaba en la línea Sarmiento. Su abuelo había sido ferroviario, y también lo eran su padre y su hermano mayor. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">En Avellaneda, Mariano repartía el tiempo entre sus hermanos, el trabajo, los estudios y su militancia, aunque en el último tiempo era más militancia que otra cosa: andaba desocupado. David se dividía entre el trabajo y su familia: tenía dos hijos pequeños a los que adoraba. Siempre que podía, nos mostraba las fotos y los videos de ellos que guardaba en su celular. Un par de veces, los llevó a conocer el lugar donde trabajaba su papá. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">A los dos les gustaba la música. Mariano había incursionado en algunos proyectos y planeaba ingresar a alguna de las escuelas artísticas de Avellaneda. David había colgado la guitarra eléctrica hacía rato, entre el trabajo y la casa, no quedaba mucho tiempo para practicar. Pero cada tanto la miraba colgar de la pared, como para verificar que no se la hubieran vendido en algún descuido.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano llevaba una década participando de asambleas estudiantiles, barriales, plenarios, reuniones, volanteadas, pintadas y campañas electorales. Había participado, incluso, de ocupaciones de fábricas. Es que de eso se trataba su militancia, de los trabajadores. David hacía ya algunos años que estaba en el ferrocarril, pero apenas había empezado a ir a las asambleas, a discutir, a preguntar que pasaba con tal o cual cosa. Era de esos tipos callados, muy tímidos, de los que escuchan mucho y hablan poco. De los que paran <i style="mso-bidi-font-style: normal">cuando hay que parar.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Para poder llevar adelante las actividades de su militancia, de su Partido, Mariano colaboraba con dinero de su bolsillo. A veces era más, a veces menos, según como viniera la mano. Con ese dinero se sostenían las publicaciones, la pintura, los carteles, lo que hiciera falta. Todos los meses, por recibo de sueldo, a David le descontaban una parte del salario para su sindicato, la Unión Ferroviaria. Con ese dinero, se financiaba el funcionamiento del gremio, su obra social, ciertas actividades deportivas y, cuando hacía falta, se contrataban sicarios para que le metieran un tiro a los que <i style="mso-bidi-font-style:normal">molestaran</i>, como Mariano. Como ocurrió aquél 19 de octubre.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano había estado apoyando la lucha de unos trabajadores tercerizados despedidos del ferrocarril, que reclamaban su reincorporación y su pase <i style="mso-bidi-font-style:normal">a planta permanente</i>, una especie de <i style="mso-bidi-font-style:normal">status</i> que tienen algunos trabajadores hoy en día, que implica mejor salario, ciertos derechos y algún tipo de representación gremial frente al patrón. Lo que se dice estar <i style="mso-bidi-font-style:normal">bajo convenio</i>, como lo estaba David, su padre y su hermano y como lo había estado su abuelo, en una época cuando todavía los empresarios no habían afinado tanto el lápiz y no habían inventado este nuevo método de explotación encubierta. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano tuvo un <i style="mso-bidi-font-style:normal">velorio</i> multitudinario. Al día siguiente de su asesinato, miles de personas se congregaron en Plaza de Mayo, repudiando el hecho. Nunca se lo hubiera imaginado, eso es seguro. Allí, David tuvo su <i style="mso-bidi-font-style:normal">bautismo</i>: era la primera vez que marchaba a Plaza de Mayo. No había hecho muchas preguntas, solo sabía lo que sabíamos casi todos, que una patota del sindicato había baleado a un pibe que luchaba junto a los tercerizados. <i style="mso-bidi-font-style:normal">En nuestro ferrocarril</i>. Pero la Muerte tiene esa cosa tan peculiar de dividir aguas, de zanjar cuestiones, de poner blanco sobre negro, de hacer evidente quién es quién. Y lo hace con una rapidez asombrosa. Así que cuando nos giramos a ver si David nos acompañaba o dudaba, el tipo ya había mandado a su jefe a la mierda y preguntaba cuándo salíamos. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David nunca conoció a Mariano. Ahora tampoco podrá, personalmente, al menos. Pero a Mariano le hubiera gustado conocer a David, a <i style="mso-bidi-font-style:normal">este</i> David, y saber todo esto.</p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-88289792802202690532010-12-06T01:30:00.001-03:002010-12-06T01:32:38.510-03:00Proyecto Ensayo (primera versión)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">David y Mariano<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano vivía en Avellaneda, sur de la provincia de Buenos Aires. David también es del sur, aunque un poco más lejos, cerca de Glew. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David no llega a los treinta años, Mariano apenas había pasado los veinte.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano probablemente tuviera novia, quizás. David está casado y tiene dos hijos, un nene y una nena, a los que adora. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David viene de una familia de ferroviarios, su abuelo lo era, su padre y su hermano lo son y el también lo es: trabaja en el ferrocarril Sarmiento. Mariano estaba desocupado, y apoyaba con su militancia, la lucha de un grupo de despedidos del ferrocarril. Trabajadores tercerizados, que buscaban recuperar sus empleos y tener las mismas condiciones de trabajo y derechos que David, su papá y su hermano.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano era un militante político desde que tenía apenas 14 o 15 años, miembro de un partido que quiere representar a los trabajadores, a los <i style="mso-bidi-font-style:normal">obreros</i>, como David. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David participa desde hace poco tiempo de las asambleas en su lugar de trabajo, discute, opina, va al paro cuando es necesario y apoya a sus compañeros. Como Mariano.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano aporta de su bolsillo a su organización, el Partido, para que se puedan organizar actividades, pagar los gastos, realizar publicaciones o apoyar las luchas de los trabajadores, como David.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Parte del sueldo de David, va a parar a su organización, el sindicato, para que se puedan organizar actividades, sostener la obra social, pagar los gastos y, de vez en cuando,<span style="mso-spacerun: yes"> </span>contratar sicarios que asesinen a <i style="mso-bidi-font-style:normal">gente que moleste,</i> como Mariano. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Mariano había decidido desde chico de qué lado quería estar, a quiénes quería apoyar, junto a quienes quería luchar. Estaba, además, formado políticamente para esas peleas. David nunca decidió nada de eso ni tiene <i style="mso-bidi-font-style:normal">formación política, </i>pero si la Muerte tiene alguna característica, es esa capacidad de poner blanco sobre negro, de definir campos, de apurar decisiones. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Yo voy con ustedes a la plaza</i>, dijo David, ese día, cuando supo lo de Mariano. Nunca necesitó detalles, ni hizo demasiadas preguntas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Cuando fue asesinado, Mariano había pasado por marchas, ocupaciones de fábrica, volanteadas, charlas, plenarios, reuniones, pintadas, campañas electorales. Durante la marcha de repudio que hubo al día siguiente de su muerte, su <i style="mso-bidi-font-style: normal">velorio</i>, David tuvo su <i style="mso-bidi-font-style:normal">bautismo</i>: fue su primera marcha a Plaza de Mayo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">David nunca conoció a Mariano, y ya no podrá hacerlo, pero a Mariano le hubiera gustado conocer a este David y saber todo esto. </p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-51961267431597465592010-12-06T01:28:00.000-03:002010-12-06T01:29:31.649-03:006 segundos (primera versión)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">6 segundos<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">El peso, el movimiento y la velocidad de circulación del ferrocarril produce una serie de efectos sobre el suelo que lo sostiene y los rieles por los que circula. Muy por delante suyo, la inmensa máquina hace vibrar el suelo mismo: las rocas crepitan levemente como si se tratara de brasas encendidas, un leve pero sostenido rugido ronco parece proceder desde las entrañas de la tierra, si uno acerca el oído. Existen una serie de leyes físicas por las cuales los rieles, presionados por la masa de acero que circula sobre ellos se vuelven elásticos, generando un sonido parecido al de una honda, una cuerda o un látigo, pero mucho más grande, una vibración metálica que puede sentirse, si uno está acostumbrado a ese sonido, segundos antes de que el tren haya arribado al andén. Unos seis segundos antes, para ser más específicos, <i style="mso-bidi-font-style:normal">todo</i> nos avisa que aquél gusano gigante viene llegando.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Es conocido por todos el resultado de ser arrollado por un tren. Me refiero no sólo a la muerte, sino al destrozo que sufre el cuerpo al ser triturado por semejante maquinaria en movimiento. Si he de ser sincero, muchos han sobrevivido, más de lo que se cree. Pero todos terminan, inevitablemente, destrozados. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">No fue el caso de Laura. O Silvia. O Jimena. O como fuera que se llamara. Nunca lo supimos, no nos importó demasiado, para ser honesto. Tendría unos 20 años, quizás menos. Mientras nos asomábamos delante de la máquina, algunos desde el andén, otros sobre las vías, luego del <i style="mso-bidi-font-style:normal">accidente</i>, la hallamos <i style="mso-bidi-font-style:normal">casi</i> intacta, y eso que por encima de su cuerpo habían pasado, al menos, dos vagones. En posición fetal, con las manos cruzadas sobre su <i style="mso-bidi-font-style:normal">panza</i>, acostada entre los rieles. Y digo <i style="mso-bidi-font-style:normal">casi</i> porque estaba decapitada, <i style="mso-bidi-font-style:normal">limpiamente</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Pudimos reconstruir la historia rápidamente a través del relato de algunos testigos: Laurasilviajimena se había acercado al laberinto del paso a nivel como cualquier otro transeúnte, había visto que venía el tren, había comenzado a caminar por las vías, se había acostado de espaldas al tren, en aquella posición, y había colocado su cuello sobre el riel. Por su madre, quien llegó al rato, supimos que andaba mal con el novio y con lo del embarazo. En resumidas cuentas, una típica familia del conurbano bonaerense de esas que aparecen en esos reality shows policiales de medianoche. Lo menciono por si alguien está interesado en la nota, aunque ya es tarde, creo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Nos quedamos mirando el cuerpo, cosa que nunca pasa. No porque nos asquee ni nada parecido, ya estamos acostumbrados a que día por medio el tren se lleve puesto algún <i style="mso-bidi-font-style:normal">boludo</i>. Creo que nos conmovió todo: la juventud de la chica, su embarazo. Pero sobre todo, parecía que al tren le hubiera dado vergüenza destrozarla y se había limitado a realizar el trabajo para el que la chica lo había escogido como verdugo. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Sólo</i> la cabeza. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">No fue la tragedia, ni la conmoción, ni la imagen de la joven, ni su embarazo lo que me dejó pensando, retorciéndome la cabeza, intentando encontrar qué era aquello que me había quedado inconcluso, sin poder darle vuelta a la página de este episodio. Aquella noche, mientras volvía a mi casa en el tren, <i style="mso-bidi-font-style:normal">entendí</i>. A decir verdad, primero lo <i style="mso-bidi-font-style:normal">oí</i>. Tuve que sacarme el <i style="mso-bidi-font-style:normal">mp3</i>, como para poder <i style="mso-bidi-font-style:normal">oir</i>, <i style="mso-bidi-font-style:normal">entender</i> mejor. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Era el sonido de los rieles.</i> Entonces comprendí aquél gesto de acostarse de espaldas: Laurasilviajimena no había querido ver llegar el tren sobre ella, sabía que tendría miedo, sabía que no lo iba a soportar. Quiso acurrucarse, hacerse una bolita, no ver ni oír nada. Pero el tren no le pudo perdonar eso: le dio 6 segundos de aquél sonido metálico, ese zumbido de acero, mientras las piedritas vibraban a su alrededor y la tierra rugía por debajo. La chica no había contado con esos 6 interminables segundos. No podría haberlo hecho nunca. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">A veces uno pretende destilar rabia contra un sistema que provoca las mayores crueldades sobre las personas más indefensas. Evoca imágenes, busca ejemplos, trata de superarse revolviendo la miseria propia o ajena, intentando encontrar siempre aquello que <i style="mso-bidi-font-style: normal">ya es demasiado</i>. Justifica, caracteriza, explica, embiste, critica. Con Laurasilviajimena entendí precisamente eso: este sistema no sólo nos mata, ni siquiera nos da respiro durante esos últimos 6 segundos.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-906446014851900542010-12-06T01:27:00.001-03:002010-12-06T01:28:15.386-03:00Nota de lectura "Colección de arena" Italo Calvino (versión final)<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b style="mso-bidi-font-weight: normal"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Coleccionistas de sueños<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Existen diferentes tipos de coleccionistas. Están aquellos que tienen una o más colecciones de artefactos, sean del valor o del tamaño que sea, por hobby. Otros, por status. Algunos lo hacen para <i style="mso-bidi-font-style: normal">proteger</i> sus colecciones de la mano del hombre que las creó. Para muchos, la colección en sí misma es una cosa más, una <i style="mso-bidi-font-style: normal">unidad</i>, que heredaron y que tiene algún tipo de valor sentimental, por lo que la dejan arriba de una repisa o la atesoran (según el caso) junto a otras pertenencias.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Pero también existen aquellos para quienes las colecciones son otra cosa. No importa el número de elementos que las compongan. No importa la cantidad, ni la <i style="mso-bidi-font-style:normal">calidad</i>, ni el tipo. Ellos simplemente <i style="mso-bidi-font-style:normal">coleccionan</i>. De todo. Estas personas suelen tener un lugar, su <i style="mso-bidi-font-style: normal">sancta santorum</i>, donde dejan reposar allí sus colecciones. Sus objetos. Un lugar donde cada punto en donde se pose la vista automáticamente transporte al dueño a un lugar y un tiempo determinados. A estos coleccionistas no les interesa el objeto, ni <i style="mso-bidi-font-style:normal">completar</i> la colección, sino la conexión que estas encierran con algún fragmento de propia historia. De su vida. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Para estos coleccionistas, no hay lugar mejor que los refugios donde guardan sus colecciones. Suelen estar en sus propias moradas, pues no pueden permanecer mucho tiempo lejos de ellas. No se trata de codicia, o de viejos dragones que protegen su tesoro. Los objetos a su alrededor conforman una red de ventanas, de sensaciones, un tejido que rodea al coleccionista que se siente allí, <i style="mso-bidi-font-style:normal">y solo allí</i>, como si recargara sus baterías. Un lugar donde diferentes tiempos, lugares y personas fluyen a través de él. Donde construye, a partir de retazos de otras realidades, <i style="mso-bidi-font-style:normal">su</i> realidad. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Estos coleccionistas son, inevitablemente, personas que han viajado o vivido mucho. O ambas cosas, que hasta cierto punto podrían ser la misma. La casa de Pablo Neruda en Isla Negra, Chile, esta íntegramente construida con <i style="mso-bidi-font-style:normal">colecciones</i>. Poco o nada en aquella casa, sea mueble, vajilla o adorno, está librada al azar de una compra hecha en algún bazar o una simple adquisición por catálogo. Botellas, cajitas, mariposas, latitas, piedras. Por todos lados abundan las colecciones. En cada rincón de aquella casa construida a semejanza de un barco (con pasillos estrechos, techos bajos y cuartos donde uno menos se lo espera) es posible toparse con alguna colección de algo u objeto extraño. Lo que sea. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Hay un globo terráqueo traído de no se sabe dónde por el escritor, en uno de sus viajes como diplomático del gobierno de Allende. Aún puede verse un corte en el costado, a la altura del Atlántico sur, donde un guardia de aduana impiadoso buscó infructuosamente algún documento secreto del Kremlin frente a un Neruda furioso de que le arruinaran de esa manera su <i style="mso-bidi-font-style:normal">recuerdo</i>. Puede verse una mesa construida con una rueda de carreta, regalo de unos mineros del norte de Chile, de esos que quedan atrapados <i style="mso-bidi-font-style:normal">y se mueren</i>, sin tanto barullo, ni flashes, ni nada. De esos mineros también son, las piedras que forman su chimenea. Una silla, <i style="mso-bidi-font-style:normal">regalo del mar</i>, léase: una silla que Neruda se encontró una mañana caminando por la playa. Todo tiene una historia, una identidad, rostros que hicieron que llegara hasta allí. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Neruda coleccionaba, además, mascarones de barco. Entre los que tenía, dicen, su preferida era <i style="mso-bidi-font-style:normal">la Llorona. </i>La tenía junto a una ventana, mirando el mar. En invierno, la diferencia de temperatura y humedad hacía que en sus ojos de cristal se formaran gotas de agua. Eso era lo que los amigos del escritor intentaban hacerle entender. El los escuchaba con interés y hasta comprensión, asentía con solemnidad, para luego explicarles que el era poeta, no científico, y que podían tomar su explicación materialista y guardársela en el bolsillo. En su mundo, <i style="mso-bidi-font-style:normal">la Llorona</i> veía triste el mar, sobre el cual ya no cabalgaba.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Hace algunos años, un gran narrador de historias llamado Neil Gaiman creó el personaje de <i style="mso-bidi-font-style:normal">Sandman</i>, el <i style="mso-bidi-font-style:normal">dios Sueño</i>. Su reino está construido con todo aquello que fue soñado alguna vez, en algún lugar, por alguien. Cada persona, moldea, en sus sueños, la materia onírica y da forma a personajes, lugares, objetos, lanzándolos a las tierras de ensueño del dios. Allí, él los toma para dar forma a su biblioteca, a su castillo, a sus muebles. Su reino también es habitado por personajes <i style="mso-bidi-font-style:normal">soñados</i>, unas veces simples y sencillos, otras veces fantásticos y estrafalarios. El universo de este dios está construido a partir de los sueños de infinitas vidas. Por eso, su poder es infinito. <o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-66135515655470537492010-11-22T02:36:00.000-03:002010-11-22T02:37:06.863-03:00Fragmentos de Juan IV<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Junio de 1991<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Juan miraba por la ventana del bar, mientras hacía girar la tacita de café con una mano, como cuando estaba nervioso, impaciente, incómodo o le daba vueltas a algún asunto. Martín se lo había señalado una vez, divertido: si no era la tacita, era un vaso, un encendedor, un cenicero o un paquete de puchos. Pero siempre hacía girar algo sobre la mesa. Lo hacía con la misma mano con la que sostenía el cigarrillo, bien cerca de los nudillos, apretado entre los dedos. Eso también lo hacía cuando estaba así: sin darse cuenta, dejaba de <i style="mso-bidi-font-style:normal">sostener</i> el cigarrillo y pasaba a <i style="mso-bidi-font-style:normal">colocárselo</i> de esa forma que le permitía mover la mano, sostener algo, girar una página sin que se le cayera.<span style="mso-tab-count:1"> </span>Y llenaba todo de cenizas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Juan los miraba pasar, uno tras otro. Eran un oleaje que rompía contra la ventana del bar. Escuchaba las voces, los aplausos, los bombos y los gritos que venían desde la calle. Veía las banderas flameando y a un Joaquín que andaba de acá para allá como loco, trepado a un tractor, megáfono en mano, dando ordenes, arengando, guiando. <i style="mso-bidi-font-style: normal">Está grande el pendejo</i>, pensó. Y algo le chispeó adentro, el motor le empezó a amagar, medio ahogado, como queriendo sin querer, sin animarse todavía. Juan miraba y miraba por la ventana, el bar seguía vacío, el café se le había enfriado hacía rato y él no dejaba de girar la tacita que repiqueteaba sobre la mesa. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Tenía miedo</i>. Se dio cuenta y le temblaron las manos.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Había tenido que esperar casi diez años. Casi una década siendo mirado de reojo. <i style="mso-bidi-font-style:normal">En algo anduvo</i>, decían, al principio, después de los milicos, y Juan había <i style="mso-bidi-font-style:normal">andado</i> en algunas cuantas. Habían decidido entrar y reventar todo y a todos, y lo habían llevado a cabo con una frialdad que espantaba. Pero algunos habían decidido resistir, <i style="mso-bidi-font-style:normal">enfrentarlos</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal">Eso sólo se hace de una manera</i>, pensaba Juan, cada vez que algún perejil le venía con la cantinela de que la violencia y que la democracia y una montaña de mierda traída de los pelos y escuchada en algún noticiero o leída en algún diario que intentaba explicar lo inexplicable. De todas formas, Juan solía callar. Tampoco era cuestión de tener que andar rindiéndole cuentas a un montón de boludos ni disfrazarse de nada. Demasiada mala sangre. Ya estaba viejo, además.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Miró de costado el televisor que estaba en la punta de la barra. Alguien se lo había olvidado encendido, con las noticias a todo volumen. El gobierno había decidido que <i style="mso-bidi-font-style: normal">público</i> y <i style="mso-bidi-font-style:normal">estatal</i> eran malas palabras. Que todo daba <i style="mso-bidi-font-style:normal">pérdidas</i>. Juan escuchaba las mismas viejas palabras de siempre, volver. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Obsoleto, deficitario, modernización, progreso, reestructuración, gestión. </i>Los viejos métodos también volvían: <i style="mso-bidi-font-style:normal">palos, gases y cárcel</i>. Pero entonces, cuando él menos lo esperaba, otra vez la gente resolvió que no, <i style="mso-bidi-font-style:normal">así no</i>, que la estación no la cerraban un carajo. Ya no estaba el Vasco, y hacía tiempo que Ramiro había fallecido. Pero había otros, muchos otros, que marchaban por las calles de San Marcos, delante de su ventana.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin">- ¿Qué hacés acá, pelotudo? Casi me matás del susto…<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:18.0pt;line-height: 150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">César dejó el bombo en el piso del bar. Su hijo tocaba en la murga del pueblo y siempre dejaba el instrumento en el fondo del boliche. Necesitaban ruido, <i style="mso-bidi-font-style:normal">mucho ruido</i>, así que lo había ido a buscar. Y así, cuando atravesaba el bar desierto rumbo a la calle, con el bombo al hombro y una medialuna que había picado de una mesa vacía saliéndole de la boca, lo encontró a Juan sentado. <i style="mso-bidi-font-style:normal"><o:p></o:p></i></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Che, huevón, ¿qué carajo hacés acá, me querés decir?<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Ya estaba por salir, ahí voy…<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Dale, salame. Y haceme un favor, llevame el termo que está ahí. No, ese no que pierde, ese otro. Ese. Dale, vamos. <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Vamos…<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.0pt;line-height: 150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">Cuando salió a la calle, varios se acercaron a saludarlo, a preguntarle cómo venía la mano, a que les dijera qué hacer con tal o cual cosa, el fondo de huelga, el festival, que si el gremio apoyaba, que si en la capital estaban haciendo algo. En diez segundos, Juan se olvidó de los diez años, y se sumergió en la multitud. Las manos dejaron de temblarle.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Febrero 2004<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span></span></b><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">El guardia de seguridad hizo girar un poco la bombilla, corroboró que la yerba estuviera como debía estar y luego vertió un poco del agua caliente de la pava. Le pasó el mate al viejo que tenía sentado al lado y aprovechó para desabrocharse un poco más la camisa: el calor era insoportable. Total, no había ningún jefe dando vueltas en muchos kilómetros a la redonda. Allí sólo estaban él, la garita, el viejo, un taller ferroviario abandonado rodeado en todo su perímetro por un alambrado de más de 2 metros de altura y un cartelón enorme que se veía desde la ruta. <i style="mso-bidi-font-style:normal">Gilem</i>, decía, <i style="mso-bidi-font-style:normal">haciendo realidad los sueños</i>, mientras un niño rubio le señalaba el horizonte a su padre, al final de un interminable campo verde. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Observó al tipo junto a él. Tendría unos 60 años o más. Lo había conocido hacía algunos meses, cuando lo trasladaron a ese pueblo en medio de la nada. El trabajo consistía en quedarse sentado ahí y <i style="mso-bidi-font-style:normal">proteger</i> el lugar, lo que equivalía a quedarse sentado allí y punto. Total, que las obras iban a empezar por lo menos en 6 meses. Al segundo día había tenido el <i style="mso-bidi-font-style:normal">agrado</i> de conocer a aquél viejo. Estaba tratando de sintonizar la radio de la capital cuando a través de la ventana de la garita ve al tipo que viene caminando por la ruta y sin importarle la barrera, el cartel de <i style="mso-bidi-font-style: normal">propiedad privada</i> ni nada, se manda nomás, como Pancho por su casa. Que <i style="mso-bidi-font-style:normal">no abuelo, oiga, no puede hacer eso, que mire que me compromete</i> y ese tipo de cosas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">No me digas...<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">Y sigue caminando, como si nada, rumbo a los talleres del fondo. Conversando con algunos del pueblo, el guardia se enteraría después quién era aquél sujeto. Parecía ser que había trabajado ahí durante años, hasta el cierre del taller en el noventa y pico. Según le contaron, había habido grandes huelgas y bastante lío, pero el taller fue cerrado y el ramal levantado. El viejo había seguido yendo allí casi todos los días, a qué, nadie sabía, seguramente a limpiar, ordenar cosas antiguas y esas cosas que hacen los jubilados que no tienen nada que hacer con su tiempo libre. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Al día siguiente, el guardia había optado por una táctica diferente. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Buenos días.<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">El viejo se había frenado en seco y lo había mirado de arriba a abajo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">Buenos días…<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">Y había pretendió seguir caminando, pero el guardia insistió.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:53.0pt;text-align:justify;text-indent: -18.0pt;line-height:150%;mso-list:l0 level1 lfo1"><span style="mso-bidi-font-family:Cambria"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin">¿Quiere un mate?<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin">El tipo se frenó nuevamente, evidentemente sorprendido. O enfadado. O las dos cosas, imposible darse cuenta. Lentamente se giró y volvió a mirar al guardia, ahora con mayor atención. Con una mezcla de resignación y fastidio, o quizás había sido simple timidez, el viejo se había acercado y aceptado el mate. Allí, con el guardia sentado en el cordón de la garita junto al calentador eléctrico donde reposaba la pava, habían comenzado aquella relación. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Ahora lo tenía ahí, sosteniendo el mate con la palma de la mano y haciéndolo girar con la otra, mirando las vías, hacia la capital. El anciano era así, a veces hablaba sin parar y le contaba cosas al guardia, muchas cosas, algunas sencillas y seguramente ciertas. Otras que no podían haber ocurrido nunca. O tal vez sí, <i style="mso-bidi-font-style:normal">pero no todas a él. </i>Al principio, el guardia había empezado escuchándolo con un poco de resignación mezclada de tolerancia. Una especie de “<i style="mso-bidi-font-style:normal">Por lo que le queda..</i>.” O tal vez era pura cortesía y nada más: le habían enseñado a respetar a los mayores, así que no veía mal prestarle un poco de atención a aquél abuelo. Otras veces, el tipo se quedaba callado por un rato largo, sentado, con los ojos entrecerrados como si durmiera. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Pero con el correr de las tardes, los mates y las charlas, el guardia comenzó a tener una extraña sensación. Sentado en aquél escalón, comenzó a sentirse, él, un invitado. No importaba lo que dijeran su gorra, su campera y el cartelón. No importaba lo que significaran la barrera, el alambrado y su cachiporra. El lugar le <i style="mso-bidi-font-style:normal">pertenecía</i> al viejo. Al menos fuera de los papeles.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Era una pena que fueran a usar aquél taller para lo otro, pensaba el guardia. Siempre le habían gustado los trenes.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-50296396795346108612010-11-22T02:35:00.002-03:002010-11-22T02:36:37.726-03:00Fragmentos de Juan III<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;line-height: 150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Agosto de 1977<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 24.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Contemplaba la estación de tren desde un banco de cemento en el medio del hall central. Trató de no preocuparse por aquella cara sospechosa, cierta pareja que parecía que lo miraba, aquél otro señor que hacía que leía el diario. ¿Todos andaban en lo mismo o ya se estaba volviendo paranoico? Nadie se lo habría echado nada en cara, de ser así. Cómo si no tuviera suficientes razones: en el último año, Juan había dormido en más lugares de los que podía recordar. Eso cuando dormía. Se había cambiado más veces de ropa que en toda su vida. Pero no alcanzaba, <i>nunca alcanzaba.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 24.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Se vivía en medio de un banco de niebla, de mugre, que sofocaba, que no permitía ver horizonte alguno ni apenas dónde dar el siguiente paso. En medio de esa borrasca, las figuras conocidas se iban diluyendo, apagando, las voces se alejaban, enmudecían, mientras uno se iba quedando solo. Juan estaba acostumbrado a ciertas cosas, o eso creía. Siempre había habido luchas entre aquellos que intentaban escribir, <i style="mso-bidi-font-style:normal">hacer</i> la Historia. Pero esta vez <i style="mso-bidi-font-style:normal">alguien</i> había decidido saltarse ciertas formalidades y estaba arrancando página tras página del libro. Capítulos enteros, <i>decididamente</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 24.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Había sentido las palabras del <i style="mso-bidi-font-style:normal">Tucu</i> como un <i>cross</i> a la mandíbula. Lo había telefoneado, esperando confirmar algo que sabía que no hacía falta pedir. Era un trámite, una formalidad. En Tafí Viejo iba a poder esconderse un tiempo. Tenía conocidos en los talleres tucumanos, los más grandes del noroeste. Siempre iba a correr con ventaja si se movía en tren, <i style="mso-bidi-font-style:normal">a pesar de todo</i>. Siempre iba a estar más seguro entre ferroviarios, <i style="mso-bidi-font-style:normal">a pesar de todo</i>. Pero el <i style="mso-bidi-font-style:normal">Tucu</i> se había encargado de dejarlo tumbado en aquél banco, desmoronado.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:13.0pt; margin-left:70.0pt;text-align:justify;text-indent:-46.0pt;line-height:150%; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:Cambria;mso-fareast-language:ES-TRAD">-</span><span style="mso-bidi-font-size:9.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-fareast-language:ES-TRAD"> </span><i><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan, se llevaron a más de 50 personas acá. Sólo en Tafí. Veintipico eran compañeros. Se los llevaron, nadie sabe dónde están. Entendelo, cumpa. No podes venir. No podes venir.</span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 24.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">El tucumano era una de las personas más sencillamente alegres que Juan había conocido en su vida. Era, simplemente, incapaz de ciertas complejidades propias de espíritus más complejos. Hasta sus penas, dolores y enojos eran sencillos: si estaba tristón, tocaba la guitarra, y si había tomado de más, quizás lloraba; cuando se enojaba, subía los hombros como un toro, y si había tomado de más, bueno, era mejor no estar cerca. Pero esta vez era distinto, había <i>terror</i> en su voz. Juan sintió como si lo hubiera tomado del cuello y lo hubiera asomado del otro lado de la línea telefónica, sobre aquél abismo de muerte.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 24.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Se acercó a la boletería y preguntó cuándo salía un tren para el sur. Hacía casi veinte años que trabajaba en el ferrocarril y por primera vez iba a <i>comprar</i> un pasaje, <i style="mso-bidi-font-style: normal">el de su huída</i>. Cuando lo tuvo entre sus manos, lo miró un rato, sin saber muy bien qué hacer con él. Se sentó a esperar el tren, con la valija entre las piernas. Quiso fumar pero no pudo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:24.0pt;line-height: 150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Una hora después, anunciaron la partida del tren que lo sacaría de la historia.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;line-height: 150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;line-height: 150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Noviembre de 1989<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Todos lo sabían, se lo había pronosticado, era un secreto a voces. Era cuestión de tiempo. Quizás, hasta fuera necesario. Pero eso no impidió que al mirar las imágenes en el televisor del bar, Juan se sintiera como huérfano. Había pasado la mayor parte de su vida viviendo, sintiendo, creyendo en algo que se le estaba cayendo a pedazos en la cara, en colores, y <i>en vivo y en directo.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Junto con el Muro, algo se desmoronó, también, dentro suyo. Aquello que había resistido, imbatible, a todo. A las críticas mordaces, las ironías, las miradas despectivas de los que creen ver a un loco. Pero también había enfrentado cosas mucho más concretas: aprietes, golpizas y persecuciones. Nunca había sido un fanático, ni un obsecuente, todo lo contrario. Sabía que allá, lejos, no se vivía precisamente un paraíso. Había tenido más de una <i>diferencia</i> con el Partido. El de allá y el de acá. Pero esto no tenía que ver con partidos, política ni un carajo. Se trataba de <i>identidades</i>. Se trataba de una forma de ver el mundo, de un lugar donde pararse frente a toda la mierda que lo rodeaba. Y allá, lejos, detrás de aquél muro, estaba <i>el Lugar</i>. Una tierra donde alguien, alguna vez, había intentado otra cosa. Donde por primera vez en la historia, los trabajadores habían ganado y <i>habían gobernado</i>. No era poca cosa. No para Juan.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">No le importó que alguien en la televisión dijera que era el <i>Fin de la Historia. </i>Sabía que se iban a hacer un picnic con todo eso. Pero cuando el pendejo Joaquín, su compañero, sentado a su lado, como queriéndole hacer un favor, sentenció, <i>comprensivo</i>: “Es que eso no podía funcionar…”, sintió como si le hubieran quitado la silla donde estaba sentado. Tuvo que apoyarse en la mesa. De reojo, miró a su alrededor. Allí estaba Roberto, el chofer, sentado con su café que siempre se le enfriaba. Ramirez, el sereno de la estación de servicio, haciendo tiempo para ir a trabajar. Alfaro y un par de compañeros de la municipalidad, como siempre, junto a la ventana, con la camioneta estacionada al lado. Y Joaquín, del taller. Las miradas le quemaban la nuca. Todos sabían quién era él. O más importante, <i>qué</i> era él. Quizás nadie lo estuviera mirando realmente, pero él así lo sentía. <i>Mire, Juan. ¿Lo ve? ¿Ve lo que sucede? ¿Ve que no funciona? ¿Lo ve, Juan? ¿Lo ve?</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Se levanto como quien se eleva por sobre una montaña de escombros, erguido, con los ojos vidriosos. Ahora sí lo estaban mirando. Tomo la última caña, dejó el vaso sobre la mesa, se puso la campera, observó a todos en silencio y abandonó el bar.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">En la calle no había un alma. Se anudó la bufanda y caminó rumbo al taller. Le pareció que veía los colores del pueblo un poco más opacos<i style="mso-bidi-font-style:normal">. Debe ser la bebida</i>, pensó.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-90186646599016762102010-11-22T02:35:00.001-03:002010-11-22T02:35:50.297-03:00Fragmentos de Juan II<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Noviembre de 1961<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Desde siempre, los cementerios le habían resultado algo tenebroso. No porque fuera de noche, o las cruces: es que nunca se había acostumbrado a esa sensación de ir caminando sobre gente <i>dormida</i>, como <i>rodeado</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Sin embargo, esa noche Juan se sentía distinto. El fueguito acentuaba las formas oscuras de las cruces, las lápidas y las pequeñas bóvedas, la noche era más noche que nunca y el viento soplaba bajito e inquietante. Así y todo se sentía distinto, no tenía miedo. Quizás estuviera con la cabeza puesta en la huelga, quién sabe. Aunque no dejaba de causarle gracia: años temiéndole a los fiambres y ahora lo protegían. A los cementerios la policía no entraba, les daba el mismo cagazo que a él, años antes. Y si lo hacían, había lugares de sobra por donde salir rajando.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Dejó de pensar en eso y miro en silencio a los que formaban la ronda en torno al fuego, calentándose las manos. El que hablaba era Ramiro.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>…así que menos mal que me pude rajar. Dicen que trajeron el Bruselas, un buque cárcel o algo así, porque no tienen más lugar. Todavía tienen a la sombra a unos cuantos del quilombo del frigorífico ese de Buenos Aires, el Lisandro de la Torre, hace un par de años.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Ramiro hablaba del asunto como quién dice a ver cuando nos hacemos un asado. Era un <i>fraternal</i>, así llamaban a los maquinistas. A Juan, esa forma de llamarlos le sonaba a monje con capucha, aunque nunca supo por qué. Lo había conocido hacía años, en una cena de nochebuena en su casa. Su familia vivía en la capital, pero a él le había tocado llevar el último tren hasta San Marcos y pasar la noche allá. El padre de Juan lo había invitado (<i style="mso-bidi-font-style:normal">obligado</i> hubiera sido más correcto) a cenar con su familia para que no pasara solo las fiestas. Había sido Ramiro el que había llevado de paseo al hijo de don Andrada por primera vez en una locomotora, el que le había mostrado el horizonte de los campos abiertos, el que le había contado las primeras historias entre el ruido ensordecedor de la máquina. Tenía una cara redonda y bonachona, con anteojitos pequeños y todo, y a Juan le seguía pareciendo más un pediatra o un jardinero que el tipo que le había puesto un 38 en la cabeza al comisario del pueblo, cuando le dio aquél ataque de patriotismo y no quiso largar a los cuatro compañeros detenidos, la semana anterior. Habían caído mientras visitaban a sus familias, con orden de detención y todo, para prestar servicio. No había mucho por hacer, pensaron todos, <span style="mso-bidi-font-style:italic">menos Ramiro</span>, que había dicho <i style="mso-bidi-font-style:normal">ni en pedo</i>, había cazado a Juan del brazo y a cinco más del taller y había salido como loco en la Ford, echando polvo, derechito para la comisaría. El comisario había pensado que se venían a entregar, así que pasaron todos por la puerta sin problema, hasta que de la nada aparecieron varios revólveres y un rifle de caza. Para esta hora debía estar lamentándose, si es que se le habían secado los pantalones. Cuestión que ahora estaban todos ahí, recagándose de frío, Juan, Ramiro, los cuatro ex detenidos y un par más.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Dalmiro, el encargado del cementerio, cebaba mate. Parecía un Señor de los Muertos, un <i style="mso-bidi-font-style:normal">mandinga</i> medio gauchesco, emponchado hasta el cuello para no chupar frío y sentado sobre la losa de la tumba de los Ferrer, mientras sostenía la pava con una mano y pasaba el mate con la otra. Al principio Juan había pensado que lo incomodaban estando ahí, incluso llegó a sospechar que quizás los delataría, pero ahora se daba cuenta que el tipo estaba encantado de que su lugar sirviera de refugio. Era lo más interesante que le había pasado en años y se le notaba en la cara: la estaba pasando fenómeno.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Diego, el hijo de Alberto, el actual jefe del taller, leía <i>La Razón</i>, donde parecía que había un par de notas sobra la huelga. Había empezado la universidad en la capital ese mismo año. Hacía rato que debía haber vuelto a clase, y la madre, que se la había visto venir, le había prohibido meterse en el quilombo del padre. Diego estaba estudiando, o eso creían todos incluido Alberto, hasta que se apareció por el cementerio en plena noche con todo el bolso, los libros y dos docenas de facturas. El jefe de Juan todavía lo miraba desde el otro lado del fuego, donde el pibe se había ubicado a prudente distancia, y era evidente que dudaba entre tirarle con algo (de hecho, habían tenido que pararlo entre varios para que no lo fajara) o abrazarlo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Otro que andaba por ahí era un tipo grande, entrado en años y que no tenía pinta de ferroviario. Juan no había sabido en principio de dónde había salido y tampoco era cuestión de andar haciendo preguntas sobre quién era quién y qué andaba haciendo cada uno por ahí. Dalmiro se ocupó de despejarle las dudas. El tipo se llamaba Almada y había trabajado de maquinista naval. Resulta que el gobierno tenía 150.000 ferroviarios de paro, pero había decidido hacer andar los trenes <i style="mso-bidi-font-style: normal">como fuera</i>. Para eso, necesitaba reclutar a <i style="mso-bidi-font-style: normal">cualquiera</i> que hubiera manejado <i style="mso-bidi-font-style:normal">algo</i> en su vida. No le alcanzaba con el personal jerárquico y algún que otro carnero. Parece que había decidido contratar a los maquinistas navales, pagándoles casi un tercio de su sueldo por día si hacían andar las locomotoras. El tipo este, decía Dalmiro, le había contado que los navales habían rehusado <i style="mso-bidi-font-style:normal">traicionar la memoria de Guillermo Brown</i> (aunque el sepulturero decía no tener idea de quién era aquél fulano) y que habían rechazado el dinero. Lo que se dice, en palabras del <i style="mso-bidi-font-style: normal">Vasco,</i> que <i style="mso-bidi-font-style:normal">lo habían mandado a tomar por culo</i>. Mientras escuchaba a Dalmiro que le contaba bien bajito todo esto, miraba al tipo de reojo que, silencioso y calentándose las manos cada tanto, escuchaba a Diego leer una noticia en voz alta. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Mientras observaba al jubilado, Juan comenzó a pensar que la cosa estaba mucho más peluda de lo que nunca se hubiera imaginado. En la cabeza se le arremolinaban su familia, los soldados, el perro del sepulturero, la Gallega, Guillermo Brown y el clásico del domingo. Pero allí, con Ramiro, Diego, Alberto, Dalmiro, los cuatro compañeros, Almada y los fiambres, <span style="mso-bidi-font-style:italic">se sentía más acompañado que nunca.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Diciembre de 1975<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">No era porque lo hubiera estudiado, o porque se lo hubieran explicado en el Partido. Tampoco era por lo que dijera la prensa. Los militares iban a entrar en escena una vez más y a esta altura, ni a Juan ni a nadie le sorprendía. Pero acá pasaba otra cosa. <i style="mso-bidi-font-style: normal">Algo</i> se venía y él <i style="mso-bidi-font-style:normal">lo olía en el aire.<o:p></o:p></i></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Últimamente recordaba a menudo lo de Larkin, hacía ya varios años. La militarización de los ferrocarriles, el intento de cerrar ramales enteros y construir rutas, fábricas de autopartes, camiones. <i style="mso-bidi-font-style:normal">El General Larkin</i>. Para aplicar un proyecto económico, los norteamericanos habían enviado un militar. Algo se debían imaginar, vamos. Y en los talleres Pérez de Rosario, habían empezado a vislumbrar, apenitas, lo que iban a tener que enfrentar.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Hasta allí había llegado la flamante Comisión Larkin en pleno, con General y todo a la cabeza, agregados militares, técnicos, representantes de la empresa, políticos, la prensa y una nutrida custodia. Fotos, flashes, manos que se estrechan. Pase por aquí, <i>mister</i>, cuidado con aquella máquina. <i>Thank you, thank you</i>. Vea aquí los talleres, las grúas, los ganchos, la locomotora. Y el General que <i>yes, of course, I´m impressed</i>, y ese tipo de cosas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Hasta que abren el portón del edificio central, de par en par. El sol entra de lleno, iluminando un lugar inmenso. Inmenso y gris. Cadenas, andamios, sopletes, herramientas, pasarelas, maquinas. Los visitantes avanzan sobre el rectángulo de luz que se proyecta sobre el piso del taller. A medida que su vista comienza a acostumbrarse, descubren que no están solos. Muchas figuras <i>grises</i> los rodean, mirándolos, desde la espesura de acero del lugar. <i>Grises</i> son sus ropas, que casi los funden con el lugar. <i>Grises</i> son sus brazos, sus manos y sus caras, por la mugre, la grasa y el hollín. Sus ojos son negros, carbones fríos, y están clavados en los recién llegados.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Todo es silencio por un instante. <i style="mso-bidi-font-style:normal">The General</i> observa, sorprendido. Si fuera uno de sus ejercicios militares, si estuviera en donde debiera estar, se daría cuenta lo que ocurre, del <i>peligro</i>. Pero solo ve <i>obreros</i>. El agregado diplomático argentino se inquieta pero avanza. Él es el Gobierno, y además viene con un General de los Estados Unidos de Norteamérica. Sabe de las huelgas, pero no puede ser que a estos tipos se les ocurra…<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Entonces los carbones se encienden. Los brazos se tensan, los cuerpos se inclinan, agazapados. <i>El taller entero se activa.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>What…</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">La frase queda trunca por una lluvia de tuercas, estopa, martillos y bulones del tamaño de un puño, capaces de partir un cráneo en dos. La comitiva retrocede, suenan un par de disparos al aire, la custodia cubre al General que se retira del campo de batalla, en estado de pánico, entre gritos de batalla que desconoce.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">No tiene tiempo de entender qué aúllan esos locos, un <i style="mso-bidi-font-style:normal">¡vivalapatriatraidoreshijosdeputafuera!</i> del que desconoce su significado pero que no hace falta ningún traductor que le explique su sentido. Lo único que oye (y entiende bastante bien) son los bulonazos que le pasan, rasantes, por encima de la cabeza.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan sonreía de costado cada vez que recordaba el episodio de Pérez, siempre lo había hecho. Ahora no. Seguían siendo los mismos de siempre, y seguía siendo, de fondo, lo mismo de siempre. Pero ya no sería a plena luz del día. Iba a ser distinto. Y tampoco creía que ahora fuera a alcanzar con bulonazos y tuercas.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-14233014658689179242010-11-22T02:33:00.000-03:002010-11-22T02:35:01.356-03:00Fragmentos de Juan I<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Diciembre de 1951<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:53.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;text-indent:-18.0pt; line-height:150%;mso-pagination:none;mso-list:l0 level1 lfo1;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:Cambria;mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">A ver, familia… hagan un lugarcito que traje un invitado…<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:35.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;line-height:150%; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:35.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;line-height:150%; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Todos miraron hacía la rejita que conectaba el fondo con el resto de la casa. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Atrás del padre de Juan apareció un tipo bajito de figura redondeada y andar pausado.<span style="mso-spacerun: yes"> </span>Avanzó tímidamente, tratando de acomodarse un poco la camisa, más por los nervios y por hacer algo con la mano que porque estuviera desprolija. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:53.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;text-indent:-18.0pt; line-height:150%;mso-pagination:none;mso-list:l0 level1 lfo1;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:Cambria;mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Es don Ramiro, le tocó venir con el último tren así que….<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:35.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;line-height:150%; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:35.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;line-height:150%; mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Pero ya todos habían visto el saco abajo del brazo y <i style="mso-bidi-font-style: normal">la gorra</i>. La familia<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Andrada se convulsionó, varios salieron eyectados del asiento, como si tuvieran que hacer lugar para un regimiento, lo que hizo que el pobre maquinista se sintiera aún más incómodo. <i style="mso-bidi-font-style: normal">Así que es Él</i>, pensó Juan, mientras intentaba desesperado que los adultos no lo taparan y poder mirar al sujeto que manejaba el tren que unía San Marcos con la capital. Su padre no llegó a ver la mirada de idolatría que le regalaba su hijo, porque ya corría de nuevo hasta la parrilla, dejando a la familia a cargo del invitado de honor.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">El padre de Juan trabajaba en el taller ferroviario de San Marcos, lo que lo convertía en uno de los vecinos más conocidos del pueblo. Y respetados. Juan había entendido eso aquella vez cuando la maestra les había pedido que contaran sobre el trabajo de sus padres. Después del turno de Juan, la maestra se explayó sobre la importancia de los ferrocarriles, por qué Perón los había reestatizado y el bien que representaban para pueblos como el de San Marcos. Así que además de sacarse un “Muy Bien” como nota, había sido el ídolo de todos durante el recreo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan se había criado entre su casa, las calles del pueblo y el taller. Le encantaba ir a buscar a su padre y que se repitiera <i style="mso-bidi-font-style:normal">siempre</i> la misma escena: él entraba, lo buscaba a los gritos, su padre aparecía de entre las máquinas, cubierto de grasa y mugre, le gritaba y le decía que ese no era lugar para chicos, que había herramientas y máquinas con las que se podía lastimar, aparecían sus compañeros al grito de <i style="mso-bidi-font-style:normal">¡Juancito! </i>mientras el viejo se enojaba más, Alberto se lo subía a los hombros y lo llevaba a ver las locomotoras y los vagones mientras los demás le tiraban estopa a su padre y le decían, en resumidas cuentas, que se dejara de romper las pelotas. Juan había detectado que, en el fondo, a su padre le gustaba que él fuera, a sus compañeros les gustaba mostrarle una y otra vez las mismas locomotoras, y a él le gustaba ir. Así que todos contentos. Que tanto.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Pero había alguien a quien Juan nunca había podido acercarse, <i style="mso-bidi-font-style:normal">el maquinista. </i>Los horarios de arribo o salida de los trenes eran de mañana, cuando estaba en la escuela, o de tarde, cuando ya estaba haciendo la tarea y esperando la cena. Una sola vez, cuando no hubo clases por desinfección, pudo ir al andén y verlo de cerca. O más o menos de cerca. Y tampoco estaba seguro que fuera él, a decir verdad había varias personas cerca de la locomotora, pero tampoco importaba demasiado. Por eso, cuando vio a don Ramiro entrar junto a su padre y compartir con ellos la cena de nochebuena, se olvidó del arbolito, del posible regalo, del asado y de todo lo demás. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Se pasó toda la noche mirándolo, lo más cerca que le permitía la vergüenza, tratando de entender cómo ese tipo tan chiquito (comparado con su padre) y de modales tranquilos era el que conducía aquél inmenso gusano de acero que iba y venía uniendo su pueblo con el Mundo Allá Afuera. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:53.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;text-indent:-18.0pt; line-height:150%;mso-pagination:none;mso-list:l0 level1 lfo1;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:Cambria;mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">¿Así que este es su pibe?<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">La voz sonó demasiado cerca. Juan se giró y vio a don Ramiro, parado junto a él, que le ponía la mano en el hombro. Lo había tomado desprevenido, se le había escapado mientras él se perdía en fantasías. Y ahora lo tenía ahí. Su padre los observaba un par de metros más allá, junto a la parrilla. Asintió sonriendo al maquinista. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-top:0cm;margin-right:0cm;margin-bottom:0cm; margin-left:53.0pt;margin-bottom:.0001pt;text-align:justify;text-indent:-18.0pt; line-height:150%;mso-pagination:none;mso-list:l0 level1 lfo1;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:Cambria;mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-list:Ignore">-<span style="font:7.0pt "Times New Roman""> </span></span></span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Bueno, a ver cuando me lo deja para que lo lleve a dar un paso en la máquina… ¿qué te parece, pibe? <o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Su padre dijo algo así como que había que ver con la <i style="mso-bidi-font-style:normal">bruja</i>, para que no se enojara, que dependía de las notas que sacara en la escuela, que conociéndolo a don Ramiro con un solo viaje le iba a llenar la cabeza con sus ideas y don Ramiro, riendo, que no, que solo le quería mostrar el campo y que no podía ser, <i style="mso-bidi-font-style:normal">retrucaba</i>, que el <i style="mso-bidi-font-style: normal">Señor</i> jefe del taller le tuviera que pedir permiso a su mujer y cosas por el estilo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Mientras tanto, ya sin escuchar la charla, la mente de Juan volaba por valles y montañas, campos y ciudades, envuelto en el rugido de una locomotora. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Noviembre de 1961<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan continuaba observando todo desde su escondite, el viejo cuartito donde se guardaban las pelotas, redes y otros elementos que los jóvenes del pueblo utilizaban en el club. Intentaba no perder ningún detalle de lo que veía, pero a menudo el olor a cuero viejo y polvo que impregnaba el lugar lo distraía. El Deportivo San Marcos, centro cultural y recreativo del pueblo del mismo nombre, no era más que una canchita al aire libre rodeada de tribunas de madera y un edificio central con el portón que daba a la calle, donde estaban los vestuarios, una oficinita, el bar y el sucucho donde Juan se había metido. En el club practicaban deportes los alumnos de la escuela, los viejos ocupaban religiosamente todos los martes el espacio <i>cedido</i> para su cancha de bochas (después de lo de la plaza central, con Vicente pasando la noche a la sombra y todo aquél escándalo), los vecinos del pueblo hacían sus picados y se realizaban las fiestas: cumpleaños de quince, bautismos, casamientos, carnavales, kermeses y cuanta juerga se organizara. Juan podía ver, todavía, los restos de las guirnaldas de la fiesta de casamiento del hijo de Octavio. El recuerdo del brindis lo distrajo otra vez: se había puesto traje y todo, y todavía lo andaban llamando pingüino por el barrio.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>A ver señores… por favor, un poco de calma.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">La voz del intendente lo devolvió a la realidad y se acomodó mejor para poder observarlo. El tipo, de impecable traje claro y zapatos relucientes, sudaba a gota gorda mientras trataba de calmar a las cuatrocientas almas que llenaban las gradas. Varios hombres lo rodeaban. Más atrás, aguardaba un militar con dos soldados pegaditos a los talones.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>…todos sabemos que esta situación, así como está, no puede seguir. Todos vimos la televisión y escuchamos la radio y sabemos que en otras partes pasa lo mismo. Acá hay intereses que ustedes ni conocen. Lo que esta gente está haciendo es perjudicar al país, y en este caso, al pueblo de San Marcos. Y eso no lo podemos permitir…</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">La gente escuchaba al intendente y se miraba entre sí. La huelga de los ferroviarios llevaba ya varias semanas. La televisión y la radio no habían cesado en comunicar las pérdidas millonarias que el tren le generaba al país. El mismísimo presidente Frondizi había explicado que el déficit era insostenible. Había que recortar ramales, talleres y personal ferroviario. Uno de esos ramales era el que pasaba por San Marcos, donde había, dicho sea de paso, un taller y muchos ferroviarios. A sus habitantes les había parecido bien eso de modernizar el país, salvo la parte en que debían perder la estación y el tren que los comunicaba con la capital de la provincia. Tampoco les había hecho mucha gracia el cierre del taller, del que dependían 150 familias de forma directa, sin contar en cómo repercutiría aquello en la economía local. Así que cuando los ferroviarios fueron a la huelga, el pueblo los apoyó. Kermeses, fondos de huelga, marchas, fiados en los comercios. Pero el gobierno proscribió la huelga y puso a los ferroviarios bajo la órbita militar en todo el país: rango militar, justicia militar, y a manejar locomotoras sin chistar. Qué tanto alboroto. Y ni siquiera así. Tercos como mulas, los trabajadores se convirtieron en prófugos y se escapaban del ejército, escondiéndose en casas cercanas, campos, cementerios, baldíos, evitando que los llevaran a hacer andar los trenes a punta de fusil. La gente los protegía, <i>y el ejército lo sabía.</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Así que allí estaban, con todos los vecinos que habían podido encontrar, chupando frío en la canchita del San Marcos, con el intendente tratando de conciliar las partes, mientras sudaba océanos, mientras hablaba de <i>rentabilidad, déficit fiscal, reestructuración del sistema de transporte y actualización de infraestructura obsoleta</i>, y un par de militares con cara de que la cosa iba en serio, por si a alguno le quedaban dudas. El intendente sabía que nadie se iba a parar delante de todos a delatar donde se escondían los prófugos (que por otra parte eran sus propios vecinos), pero sí podía intentar quebrar el apoyo de los habitantes de San Marcos a la huelga. El pueblo venía mal hacía un par de años y un plan de obras públicas (el intendente creía que de eso se trataba, al fin y al cabo, todo el asunto) reflotaría la situación. Pero para eso, era necesario el <i>plan de reestructuración</i>. Y con esta idea en la mano, venía dale que dale hacía más de una hora.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan observó los murmullos y los pequeños grupos de debate que se habían formado en las gradas. La gente dudaba, evaluaba, discutía. Juan los entendía, con el ejército de por medio la cosa no daba para ir apadrinando proscritos. Ya habían hecho bastante. Les avisaría a los demás cómo venía la mano. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">De pronto, tronó una voz desde el centro mismo de la tribuna. No fue tanto por su potencia sino por el silencio hecho por las demás voces, que Juan la oyó y se frenó en seco. Había reconocido el <i>relincho</i> del <i style="mso-bidi-font-style:normal">Vasco</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Como un dominó, una a una las cabezas empezaron a girar hacia donde provenía la voz. El viejo tenía un temperamento de mierda, de eso a Juan no le cabía la menor duda. Todavía recordaba los coscorrones que le había dado hacía años por espiarle la hija, la <i style="mso-bidi-font-style: normal">Gallega</i> (no podía haber llevado otro sobrenombre) quien ahora le sostenía una mano. Su padre había pasado desapercibido, casi escondido, pero a la vista de todos, en el centro de las gradas, durante toda la discusión. Pero ahora la cosa había cambiado, y las miradas comenzaban a apuntarle.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Resulta que el <i style="mso-bidi-font-style: normal">Vasco</i> era vasco <i>de verdad</i>. Hablaba un idioma raro que nadie en el pueblo entendía, salvo su hija. La cantidad de castellano en sus frases era inversamente proporcional a la calentura que tuviera el viejo en el momento, así que por lo general no se le entendía ni jota. De cualquier forma, no era de esos tipos que abrían la boca por cualquier cosa. Para la mayoría, el viejo estaba ahí desde mucho tiempo antes que ellos y había alcanzado ese extraño escalafón al que se llega en una comunidad cuando padres y abuelos dicen de alguien: <i>“Con fulano no se jode”,</i> aunque nadie aclare por qué. Juan había escuchado historias acerca del Vasco: que se había escapado de la guerra en España hacía como treinta años, que no había dejado que la hija se casara con nadie, que era el que le había envenenado las gallinas a los Quintana y cosas por el estilo. Para él, sin embargo, era un viejo de mierda. Había armado un quilombo bárbaro cuando le hicieron las vías pegadas a su campito y siempre que podía se la agarraba con alguno del taller. Ahora parecía que se le había dado por la oratoria. Más que frases y palabras, emitía una especie de graznido, mientras agitaba su boina con una mano y a la pobre <i style="mso-bidi-font-style:normal">Gallega</i> con la otra, que lo sostenía para que no se cayera. Nadie entendía qué era lo que decía, pero Juan, que lo conocía (o creía conocerlo) pensó que no podía ser nada bueno para los huelguistas. Iba a tirarles todo el pueblo encima. Vasco de mierda, ahora se las iba a cobrar todas juntas. Lo de las vías en el campito, la agarrada con Martín, lo de la hija. <i>Todas</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Algo así debió pensar el intendente. Se adelantó algunos pasos, con una mano en el bolsillo del pantalón y con un andar como si caminara hacia la barra en un bar. O así le pareció a Juan.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>Quisiera saber qué es lo que el señor tiene para decir…</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">La <i style="mso-bidi-font-style:normal">Gallega</i> miró a su padre, quien le hizo un gesto evidente para que le tradujera. Estaba blanca y miraba a los vecinos como pidiendo auxilio. La gente la alentaba por lo bajo, pero ella parecía que no se decidía. El padre volvió a tironearle de la mano y le señaló el frente. El funcionario comenzó a perder la paciencia. Como quien le señala dos tomates a un verdulero o un maestro que descubre al alumno del fondo que está copiándose el examen, el tipo la señaló moviendo el dedito mientras la apuraba con cierto tonito prepotente.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- <i>A ver, a ver, usté señora o señorita, qué dice el abuelo…</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan vio la cara de la <i style="mso-bidi-font-style: normal">Gallega</i> cuando se volvió hacia el tipo, mirándole el dedito y luego a los ojos. Este también la vio, pero antes de que pudiera reaccionar, la muchacha decidió hacer valer su apodo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">- Mi padre dice que no se cruzó medio océano para escuchar la mierda que está escuchando de un gilipollas como usted, que no entiende nada de nada. Que quién coño se ha creído usted que es, que esto es San Marcos, y que se vaya a tomar por culo usted, sus putos soldados y toda esa mierda de la modernización. Eso dice.</span></i><span style="mso-bidi-font-size: 13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font: minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family: Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family: Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">Juan miró al <i style="mso-bidi-font-style:normal">Vasco</i> como si lo hiciera por primera vez en su vida. Le pareció una roca clavada en medio de la tribuna, en medio del pueblo. Y los vecinos de San Marcos, empezaron a reagruparse alrededor de aquella roca, mientras Juan se escabullía, y se decía a sí mismo que la Gallega estaba más linda que cuando la espiaba por la ventana, hacía ya algunos años.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-69369501030069334722010-11-22T02:30:00.002-03:002010-11-22T02:33:31.273-03:00Música<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"">Está claro que este proyecto no es una película, pero yo le encontré música de todas formas. En este caso, la canción “Run, run, se fue pal´norte” de Violeta Parra. En realidad, la versión del grupo Inti-Illimani, también chilenos. Es más instrumental y melancólica. Apenas toma un par de frases de la letra original, pero menciona una estación y un viaje en soledad. Pero más que nada, es la melodía. La canción se encuentra fácilmente en YouTube.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><object width="480" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/kAXuknQO4eA?fs=1&hl=es_ES"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/kAXuknQO4eA?fs=1&hl=es_ES" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="480" height="385"></embed></object></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-2679845743125716732010-11-22T02:30:00.001-03:002010-11-22T02:30:52.702-03:00Consideraciones finales<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Para terminar este proyecto narrativo, voy a necesitar, como mínimo, un tercer proceso de (re)escritura. Quedan por resolver, fundamentalmente, tres puntos: el relato del periodista, el orden de los fragmentos correspondientes a Juan y el final. En cuanto al orden, lo más probable es que no respete la cronología de los hechos, aunque en esta presentación lo haya hecho. El orden irá acorde al relato y a lo que el periodista vaya contando acerca de Juan. De todas formas, no es una decisión tomada: aún queda la posibilidad de que el relato me lleve a respetar las fechas. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Espero poder terminar este proyecto antes de fin de año en el marco de la materia, aunque de no ser así, seguiré publicándolo en el blog.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-8142758599700205262010-11-22T02:28:00.000-03:002010-11-22T02:29:50.048-03:00Apreciaciones sobre los fragmentos de la vida de Juan<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 47.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">“</b><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Esta vez había sido peor que todas las anteriores, juntas. Era como una humedad amarga, una niebla, que se metía por todos lados, por los poros, los ojos, la boca. Era </span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD;mso-bidi-font-style: italic">opresiva</span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">. No dejaba pensar, inmovilizaba. Y la gente se iba esfumando, perdiendo, en esa mugre que impregnaba todo y a todos. Juan estaba acostumbrado a ciertas cosas, o eso creía. Pero se dio cuenta que esta vez era distinto. Alguien había decidido saltarse ciertas formalidades y estaba arrancando las páginas del libro. Capítulos enteros, </span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD;mso-bidi-font-style:italic">decididamente</span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">.”</span></i><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 47.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Tuve dos dificultades para trabajar la idea que encierra este párrafo. En primer lugar, cómo expresar aquello de que las desapariciones son cómo historias (por las vidas de las personas) arrancadas (violentamente) de una historia común. Y luego, jugar con la idea de que Juan se “sale” de la historia al escapar, se pierde, quizás lo encontremos en otro capítulo, más adelante en el libro de “la historia”. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:13.0pt;text-align:justify;text-indent: 47.0pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%; mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">En segundo lugar, no encuentro como retratar el ambiente que él vive. El único punto de apoyo seguro que tengo, es en el contraste con todos los conflictos anteriores vividos por el personaje, más “clásicos”, más “a la luz del día”. Esto es distinto: es algo que viene por todos y por todo, que pega abajo, por detrás, que lo deja a uno indefenso. Que genera miedo de verdad. Como el del tucumano. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">“Otro que andaba por ahí era un tipo grande, no demasiado viejo pero ya entrado en años. No tenía pinta de ferroviario y Juan no había sabido en principio de dónde había salido. Tampoco era cuestión de andar haciendo preguntas sobre quién era quién y qué andaba haciendo cada uno por ahí. Dalmiro se ocupó de despejarle las dudas. El tipo se llamaba Almada y era jubilado. Había trabajado de maquinista naval. El gobierno tenía 200.000 ferroviarios de paro, pero había decidido hacer andar los trenes como fuera. Para eso, necesitaba reclutar a cualquiera que hubiera manejado algo en su vida. No le alcanzaba con el personal jerárquico y algún que otro carnero. Parece que había decidido contratar a los maquinistas navales, pagándoles casi un tercio de su sueldo por día si hacían andar las locomotoras. El tipo este, decía Dalmiro, le había contado que los navales se habían rehusado a traicionar la memoria de Guillermo Brown (aunque el sepulturero decía no tener idea de quién era ese fulano) y que habían rechazado el dinero. Así que Frondizi recurrió a los jubilados del gremio. Parecido (o peor) resultado debió haber tenido, porque ahí nomás tenía, del otro lado de las brasas, a uno de ellos. Mientras escuchaba a Dalmiro que le contaba bien bajito todo esto, miraba al tipo de reojo, que silencioso y calentándose las manos cada tanto, escuchaba a Diego leer una noticia en voz alta.”<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Me gusta el personaje del marino, pero no se si sirve en esta situación, quizás “sobre”. Por otra parte, la descripción que quiero hacer de él es esa, pero no de esa forma. Lisa y llanamente, el párrafo me genera rechazo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">“No era que no lo hubiera estudiado, o que en el Partido no se lo hubieran explicado. Estaba clarito como el agua, pero por alguna razón no dejaba de sorprenderlo. Juan sentía una pizca de orgullo en medio de esa sensación de tragedia inminente que le venía creciendo desde hacía meses en el estomago. Cada vez más, les hacía falta movilizar a las Fuerzas Armadas para contener a los trabajadores. Algo se venía: </span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD;mso-bidi-font-style:italic">lo olía en el aire.</span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none; text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">¿Pero acaso no lo había comprobado ya, hacía años, cuando lo de Larkin? ¿No había sido, en aquél entonces, un militar el encargado del diseño de todo el plan? No habían enviado un ingeniero, un economista o un científico. <span style="mso-bidi-font-style:italic">Habían enviado un general.</span> El General Larkin. Para aplicar un proyecto económico, los norteamericanos habían enviado un militar. Algo se debían imaginar, vamos. Y en los talleres Pérez de Rosario, habían empezado a vislumbrar, apenitas, lo que iban a tener que enfrentar.”<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Este es uno de los episodios que más dudas me causó. Casi roza el panfleto, y es justamente en lo que no quiero convertirlo. El problema es que fue exactamente eso lo que ocurrió. ¿Cómo retratar a cincuenta locos que rajan a bulonazos de un taller a un general norteamericano? Cincuenta locos muy decididos, eso si. Pero muy comunes, también. No son cincuenta guerrilleros. Son cincuenta ferroviarios, que además son padres, vecinos, compañeros de futbol, hinchas de Rosario Central, esas cosas. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">Por una lado está bien enmarcado, anticipa la tragedia del Golpe recordando otros sucesos. Por otra parte me resisto a la óptica “militante” de este Juan. El problema es, nuevamente, que Juan es eso: un militante. Y más para esas fechas. También necesité cambiar algunos detalles del final del episodio, pero más que nada por cómo me “sonaban” las oraciones. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">“Así que allí estaban, con todos los vecinos que habían podido encontrar, chupando frío en la canchita del San Marcos, con el intendente tratando de conciliar las partes, mientras sudaba océanos, un ejecutivo traído de quién sabe dónde, que hablaba de </span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD;mso-bidi-font-style:italic">rentabilidad, déficit fiscal, reestructuración del sistema de transporte y actualización de infraestructura obsoleta</span><i style="mso-bidi-font-style:normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS"; mso-fareast-language:ES-TRAD">, y un par de militares con cara de que la cosa iba en serio, por si a alguno le quedaban dudas. El intendente sabía que nadie se iba a parar delante de todos a delatar donde se escondían los prófugos (que por otra parte eran sus propios vecinos), pero sí podía intentar quebrar el apoyo de los habitantes de San Marcos a la huelga. El pueblo venía mal hacía un par de años y un plan de obras públicas (el intendente creía que de eso se trataba, al fin y al cabo, todo el asunto) reflotaría la situación. Pero para eso, era necesario el </span></i><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt; line-height:150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD; mso-bidi-font-style:italic">plan de reestructuración</span><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height:150%;mso-bidi-font-family: "Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD">. Y con esta idea en la mano, venía dale que dale hacía más de una hora.”<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;text-indent:35.4pt;line-height:150%;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align: none;text-autospace:none"><span style="mso-bidi-font-size:13.0pt;line-height: 150%;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-fareast-language:ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <span style="font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:13.0pt;font-family:Cambria; mso-fareast-font-family:Cambria;mso-bidi-font-family:"Trebuchet MS";mso-ansi-language: ES-TRAD;mso-fareast-language:ES-TRAD"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Después de leerlo y releerlo, me di cuenta que el ejecutivo sobra: su papel lo puede interpretar el alcalde. Así, directamente. También continué revisando el texto del episodio en general, tratando de darle la dinámica apropiada para que el final sea “ese” final, con el Vasco desafiando al (ahora) alcalde.</div></span>Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-63221931769045017972010-11-22T02:27:00.000-03:002010-11-22T02:28:31.594-03:00Apreciaciones sobre los fragmentos (anteriores) del narrador<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><i style="mso-bidi-font-style:normal">“Pero el pueblo, el </i>pueblo<i style="mso-bidi-font-style:normal">, sigue siendo el mismo. Y cuando empiezo a reconfortarme y arroparme en esa idea, como si fuera </i>mí<i style="mso-bidi-font-style: normal"> San Marcos, o yo hubiera hecho algo por él, recuerdo que </i>aquél<i style="mso-bidi-font-style:normal">, mí San Marcos, no tiene un carajo que ver con el San Marcos de Juan José Andrada…”<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">Esta es una de las ideas o ejes del lugar en que se encuentra el periodista. La distancia, la apropiación de lugares, qué pertenece a quién y por qué, la identidad y la pertenencia. Y, sobre todo, que los lugares cambian según las personas, y no al revés. Encontré en esta última frase que escribí <i style="mso-bidi-font-style:normal">de un</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal">tirón</i>, el centro de lo que quería decir. Pero para llegar a ella, estuve dando vueltas alrededor de un párrafo largo, descriptivo, que no me terminó de convencer. De todas formas, es necesaria la visión del periodista sobre el pueblo, para lograr la ruptura con el San Marcos de Juan. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><i style="mso-bidi-font-style:normal">“…Recuerdo que nadie le daba pelota. Ninguna. Creo que se las rebuscaba con algunas changas, algún trabajo no muy complicado que seguro realizaría en el taller. A veces se lo podía ver en la plaza, sentado. Y cuando digo sentado, es eso, sentado</i>, y nada más<i style="mso-bidi-font-style:normal">. La gente lo evitaba; recuerdo varias veces haberlo visto entrar en el almacén, en el correo, en el banco y cómo poco a poco se hacían silencios. Quizás era una impresión mía, de chico, pero hubiera jurado que incomodaba a los vecinos, y que cuando partía, las voces se relajaban y las conversaciones subían de volumen nuevamente…”<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">Escribí este fragmento porque tenía la imagen en mente, sabía que debía ir. Cuando escribía me di cuenta que había otra razón: esta imagen de soledad choca directamente con la del cementerio. A partir de allí, pensé en redefinir este texto, para que hiciera referencia directa al otro fragmento. Pensé incluso en dejarlo de lado, y relatar alguna situación de reunión social en el pueblo o algo similar, que marque un paralelo, sin ser explícitos, con la reunión junto a las tumbas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%"><i style="mso-bidi-font-style:normal">“…Juan José Andrada, alias “el viejo del taller”, “el viejo choto”, como lo conocíamos los más jóvenes. “Vamos a joder al viejo”, decíamos. Era como el ogro de la caverna, agazapado en aquél viejo portón, del que ahora solo quedan las enormes bisagras carbonizadas. La verdad es que le hacíamos de todo, pobre tipo. Lo volvíamos loco. Hasta nos tomábamos el trabajo de esperar que barriera todas las hojitas del playón de entrada y del viejo andén, y cuando iba adentro a buscar algo, </i>¡zas!.<i style="mso-bidi-font-style:normal"> A la mierda las hojitas que había juntado durante toda la mañana y a salir corriendo entre risas y gritos. Nunca nos preguntamos que carajo hacía ese tipo barriendo ese lugar abandonado.<o:p></o:p></i></p> <div style="mso-element:para-border-div;border:none;border-bottom:solid windowtext 1.0pt; mso-border-bottom-alt:solid windowtext .75pt;padding:0cm 0cm 27.0pt 0cm"> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%;border:none;mso-border-bottom-alt:solid windowtext .75pt;padding:0cm; mso-padding-alt:0cm 0cm 27.0pt 0cm"><i style="mso-bidi-font-style:normal">Ahora que lo pienso, nunca se nos cruzó por la cabeza siquiera </i>mirarlo<i style="mso-bidi-font-style:normal">…”<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%;border:none;mso-border-bottom-alt:solid windowtext .75pt;padding:0cm; mso-padding-alt:0cm 0cm 27.0pt 0cm">Esta es una de las reflexiones del periodista, quizás ya avanzado el relato. El tema de la imagen que él tenía de Juan, y de su “responsabilidad” en su soledad, o al menos el formar parte de la sociedad que lo ninguneaba. Me sirve para plantear el ocaso del héroe, las bromas de los chicos me resultan útiles a la hora de graficar lo que implica ocupar ese lugar en un pueblo. No es necesario que ocurra algo mucho más humillante o espectacular, creo que con el silencio de la gente y las bromas de los chicos alcanza. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%;border:none;mso-border-bottom-alt:solid windowtext .75pt;padding:0cm; mso-padding-alt:0cm 0cm 27.0pt 0cm">Algo que no logré articular bien, pero que me gustaría darle más énfasis del que terminé dándole, es el tema de las miradas, del cómo se mira a alguien, quién es ese alguien, para él y para los demás, dependiendo de varios factores. Es algo que me hubiera gustado vincular con el fragmento donde lo encuentran a Juan en un bar y lo increpan como preguntándose qué hace, “justo él”, sin salir a la calle. Para el pueblo, el mismo pueblo que lo ninguneó una década, él nunca dejó de serlo que era, y cuando la situación explota, lo reclaman porque lo ven nuevamente como antes.</p> </div> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-63962812218170113732010-11-22T02:26:00.000-03:002010-11-22T02:27:10.691-03:00Del estilo, el contenido, la aproximación al personaje y Guinzburg<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Creo que fue un acierto el tono del texto, la forma de relatar los episodios de la vida de Juan y la descripción de ciertas situaciones y personajes. Al margen de ciertas modificaciones que son más bien accesorias, hay algo que no me convence sobre lo que escribí. Muchas cosas que se relatan y personajes que se describen me parecen acartonados, como de un estilo “costumbrista”, semejante a esas novelas de la televisión que hubo hace algunos años. Mi intención era acercarme desde los indicios, desde los síntomas, pintar situaciones a partir de detalles, narrar la historia de un colectivo, a partir de un individuo que lo sintetizara en ese “uno más del montón”. Creí que esa era la mejor forma de no caer en lugares comunes. Pero creo que algunas cosas se volvieron minimalistas donde quizás no debían serlo. O quizás, simplifiqué muchos los relatos (cosa que está bien) pero no modifiqué la óptica desde donde encararlos. Ejemplo: el fragmento sobre el general que va a visitar el taller y lo echan violentamente, es algo que aún no se como narrar para que tome la magnitud que creo que tiene. Y si hay algo que no quiero, es convertir ese fragmento en un panfleto. Otro ejemplo: la huida de Juan en tren. Si bien no me disgusta tanto (ahora lo modifiqué) tampoco termino de encontrarle el punto de acercamiento. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">Aunque Guinzburg traza un recorrido histórico en lo que se refiere al método indiciario hasta llevarlo, entre otras cosas, a la novela policial, sirve de todas formas para plantearme el problema que tengo con esta narración. En dos cuestiones. En primer lugar, y más relacionado con cómo yo quiero contar esta historia, intento abordar la vida de Juan desde su sintomatología (trazando un paralelo con Guinzburg) como forma de abordarla. Prefiero la imagen del personaje en un bar, que una discusión política con otro personaje donde exponga sus puntos de vista. No me interesa caracterizar de esa forma al personaje. De hecho, me resulta contraproducente. Es justamente lo que lo acartonaría aún más. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">En segundo lugar, no se trata sólo de hacer un “rodeo” sobre el personaje y las situaciones que vive porque así me gusta contarlo, sino también de intentar exponer un cuadro completo a partir de ciertos indicios, buscando el personaje en un detalle, el marco completo en una situación, el colectivo en el individuo. Si Guinzburg explica los procedimientos e investigaciones acerca de la originalidad o autenticidad en escrituras y pinturas, a partir de detalles que los autores dejan, inconcientemente, en sus trazos y en sus márgenes como forma de alcanzar la naturaleza misma de las obras o la huella del creador, yo creo que las cosas que intenta mostrar este relato se explican, toman importancia, se entienden, a partir de un acercamiento desde esos “detalles” o indicios. Sólo desde allí se comprende la magnitud que tienen. De allí proviene, si se quiere, mi obsesión con esto. </p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-44678272571564070802010-11-22T02:25:00.002-03:002010-11-22T02:26:26.632-03:00Del relato, Juan, el que cuenta la historia y el narrador<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">Originalmente, nunca hubo un orden o una organización del relato. Sólo tenía aquello que quería contar y el <i style="mso-bidi-font-style:normal">cómo</i> lo quería contar. Los fragmentos de la vida de Juan se me aparecían y buscaban su lugar en el texto, aunque nunca supe bien qué hacer con ellos ni cómo ordenarlos. Surgió la idea de un narrador (aquél que <i style="mso-bidi-font-style:normal">narra a</i> Juan) y, de ahí, la idea de una historia paralela, la suya. Aún continúo sin definir esto, aunque lo que más me atrae, o por donde yo creo que debería transcurrir el relato es lo siguiente. El que cuenta la historia de Juan es alguien del pueblo, que ha vivido<span style="mso-spacerun: yes"> </span>fuera por varios años, de una generación mucho más joven que la de Juan. Probablemente un periodista, enviado de la capital de la provincia al pueblo a investigar el incendio del taller. Una vez allí, descubre lo que queda del lugar donde vivía Juan, a un costado del galpón. Libros, apuntes, banderas, fotos viejas y escritos. A partir de ahí el relato va entrelazando lo que este personaje reflexiona o cuenta durante su estadía en el pueblo y los fragmentos de la vida de Juan. Mi intención es que se entienda, que se entrevea que el relato de los episodios de la vida del ferroviario, es un relato que hace este personaje. ¿A quién? No lo se, ni me interesa. ¿De dónde saca la información? Parte de lo que rescata del incendio y parte puede haberse informado o charlado con alguien en el pueblo. ¿Para qué escribe? Porque evidentemente no es un “formato” de nota periodística. Parece más algo que iría en un diario personal o en un texto de ficción. Tampoco me interesa explicar estos detalles, me basta con que se entienda que el que cuenta la historia de Juan es este personaje. En realidad, casi que incorporo al personaje que narra la vida de Juan como para justificar la voz del relato. Esa voz es tan particular, tan marcadamente personal, que crea un personaje por sí sola. Si el periodista no existiera, de todas formas esta voz obligaría a preguntarse quién es el narrador, que no podría esconderse. Porque en realidad, yo (escritor) no tengo otra forma de contar esta historia que no sea de esa manera y con esa voz.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">Por último, la historia de Juan debería desembocar en el incendio. O debería terminar antes, y el periodista darle el final bajo la forma del incendio. Creo en un final abierto. Creo en que Juan podría haber incendiado todo. Creo en que pudo haber sido un accidente donde perdiera la vida. Creo en que debe quedar difuso. A menos que decida, un “tiempo” antes, dejar algún indicio. Me interesa el recorrido de la vida de Juan, mientras el lector sabe que se está contando todo eso desde las ruinas del taller. El relato arranca en el presente, sobre las ruinas humeantes de un taller, esa es mi “imagen”. Y se intenta contar, cómo se llegó hasta ahí, o que había ahí antes. Se recorre la vida de Juan, sabiendo que allá adelante, hay un incendio. Intentar generar un pequeño suspenso triste. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt;line-height: 150%">Como estructura del texto, tenía pensado intercalar pequeñas partes del narrador, sobre el periodista en los escombros, y los fragmentos de Juan.</p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-41831303457032126682010-11-22T02:25:00.001-03:002010-11-22T02:25:40.140-03:00Proceso de escritura<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%">A continuación pretendo relatar el proceso de escritura que continuó a partir de la primera “tanda” de fragmentos del proyecto narrativo. Entre aquél ejercicio de escritura y el presente, dejé pasar un tiempo como para poder tomar distancia con la esperanza de que se me hicieran más claras algunas cosas que no me convencían del primer boceto. Voy a intentar separar algunas cuestiones a fin de que me resulte más fácil explicar cada aspecto de este “nuevo” proceso de escritura, que debe leerse como un complemento del anterior. Así como para la primera versión del proyecto me serví de algunos conceptos de Geertz (mirada del observador, sujeto de “estudio”) y de Campbell (el héroe), en esta segunda versión pude sumar, como guía, el texto de Guinzburg y su “método indiciario”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-spacerun: yes"> </span><span style="mso-tab-count:1"> </span>Además de este nuevo proceso de escritura, incluí la explicación de algunos de los cambios realizados en los fragmentos y algunas apreciaciones sobre ellos, los viejos fragmentos modificados (algunos más, otros menos), los comentarios vía blog de la profesora, ayudantes y compañeros de cursada sobre aquellos (algo pendiente en la última presentación) y algunos fragmentos nuevos.</p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-14638798784376237522010-11-05T13:21:00.002-03:002010-11-05T13:22:51.931-03:00Nota de lectura "Colección de arena" Italo Calvino<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Este texto me hizo recordar dos cosas que tenía archivadas en algún lugar de mi cabeza.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">La casa de Pablo Neruda en Isla Negra, Chile, esta íntegramente construida con <i style="mso-bidi-font-style:normal">colecciones</i>. Poco o nada en aquella casa, sea mueble, vajilla o adorno, está librada al azar de una compra hecha en algún bazar o una simple adquisición por catálogo. Botellas, cajitas, mariposas, latitas, piedras. Por todos lados abundan las colecciones. En cada rincón de aquella casa construida a semejanza de un barco (con pasillos estrechos, techos bajos y cuartos donde uno menos se lo espera) es posible toparse con alguna colección de algo. Lo que sea. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">También están los simples objetos, individuales, únicos. No forman parte de una colección, pero su relevancia no viene de allí, sino de que tiene una historia detrás. Hay un globo terráqueo traído de no se sabe dónde por el escritor, en uno de sus viajes como diplomático del gobierno de Allende. Aún puede verse un corte en el costado, a la altura del Atlántico sur, dónde un guardia de aduana impiadoso buscó infructuosamente algún documento secreto del Kremlin frente a un Neruda furioso de que le arruinaran de esa manera su recuerdo. Hay una mesa construida con una rueda de carreta, regalo de unos mineros del norte de Chile, de esos que quedan atrapados <i style="mso-bidi-font-style: normal">y se mueren</i>, sin tanto barullo, ni flashes, ni nada. De esos mineros también son, las piedras que forman su chimenea. Una silla <i style="mso-bidi-font-style:normal">regalo del mar</i>, léase: una silla que Neruda se encontró una mañana caminando por la playa. Todo tiene una historia, una identidad, rostros que hicieron que llegara hasta allí. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-bidi-font-size: 11.0pt;mso-ascii-font-family:Cambria;mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font:minor-latin;mso-bidi-font-family: "Lucida Grande"">Neruda coleccionaba, además, mascarones de barco. Entre los que tenía, su preferida era <i style="mso-bidi-font-style:normal">la Llorona. </i>La tenía junto a una ventana, mirando el mar. En invierno, la diferencia de temperatura y humedad hacía que en sus ojos de cristal se formaran gotas de agua. Eso era lo que los amigos del escritor intentaban hacerle entender. El los escuchaba con interés y hasta comprensión, asentía con solemnidad, para luego explicarles que el era poeta, no científico, y que podían tomar su explicación materialista y guardársela en el bolsillo. En su mundo, la Llorona veía triste el mar, sobre el cual ya no cabalgaba. <i style="mso-bidi-font-style: normal">Por eso lloraba</i>.<o:p></o:p></span></p> <span style="font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:11.0pt;font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande";mso-ansi-language:ES-TRAD; mso-fareast-language:EN-US">Hace años, el escritor, historietista y guionista Neil Gaiman creó el personaje de <i style="mso-bidi-font-style:normal">Sandman</i>, el dios Sueño. Su reino está construido con todo aquello que fue soñado alguna vez, en algún lugar, por alguien. Cada persona, moldea, en sus sueños, la materia onírica y da forma a personajes, lugares, objetos, lanzándolos al reino de este dios. Allí el, los toma para dar forma a su biblioteca, su castillo, sus muebles. Su reino también es habitado por personajes soñados, unas veces simples y sencillos, otras veces fantásticos y estrafalarios. El universo de este dios, está construido a partir de los sueños de infinitas vidas. Por eso, su poder es infinito. </span><!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-53489562525777735992010-11-05T13:21:00.001-03:002010-11-05T13:21:53.432-03:00Nota de lectura "Mi subida al Everest" José Saramago<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">El texto parece fluir como una reflexión. En alguna medida, todo texto lo es, pero en este caso parece verse plasmada incluso la situación, el momento, la actitud del autor al momento de hacerla. Las oraciones fluyen, sueltas pero con una coherencia que permite seguir al enunciador en las dudas que intenta plantear. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">La constante referencia a los humores del cuerpo, muestran a un autor interesado en verse vulnerable en sus creencias, o al menos, en las que escribe aquí. “Yo siento esto, pero miren que quizás esto no sea tan así”, parece reinar en algunos momentos del texto. Pero también, queda claro que esa vulnerabilidad, no le molesta, no se siente inseguro con ella, sino que es desde ella desde donde escribe. En ella se hace fuerte y obliga al lector a abandonar su propia seguridad y certezas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">El tono del texto parece el de alguien que quiere hacer una proclama en voz baja, dejar sentada una creencia, una fe. El autor parece querer sacudirse de cuestiones que exceden a su propio ensayo, el mundo, su vida, la realidad, universalizando todo en un texto que bien podría hacer referencia a un sinfín de situaciones o problemas. Parece haber sido escrito en una pausa de escritor entre textos más “serios” e “importantes” o en un recreo en una vida cargada de situaciones agitadas, políticas, dramáticas. El texto deja la sensación de que el autor lo concibió como una forma de sacarse un peso de encima o, quizás, convencerse a sí mismo de algo.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-3266532328466510472010-11-05T13:20:00.000-03:002010-11-05T13:21:12.102-03:00Nota de lectura "La duración del infierno" Jorge Luis Borges<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">El texto aborda el tema de la eternidad, puntualmente en relación a la estadía que sufrirían las almas pecadoras en el infierno. Decididamente, el enunciador se coloca en el lugar de un conocedor de los temas religiosos, no solo en cuanto a preceptos, sino también a sus libros y tomos de referencia. Se vuelve claro que él mismo no pertenece al ámbito religioso, sin embargo, se desenvuelve en el debate haciendo gala de sus conocimientos, poniéndose a la “altura” de sus posibles interlocutores o críticos. No debate acerca de la religión en sí, sino que se propone avanzar sobre conceptos más complejos que la religión envuelve. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">El enunciador construye el texto a partir de ciertas reflexiones que realiza sobre el tema que ha escogido, sembrando citas y referencias a personalidades, explicitando su conocimiento sobre el tema, o al menos, su “derecho” a abordarlo. Si bien el ensayo puede ser leído y entendido por alguien que no esté versado en el tema, contiene numerosas referencias religiosas y filosóficas que juegan al mismo tiempo como límite para unos y desafío para otros. En algunos momentos, también se permite ciertas ironías, las cuales maneja con elegancia y sin caer en el agravio, las utiliza con diplomacia (“mitología simplísima de conventillo”), tan solo para refutar algunas cuestiones que no comparte o que juzga inadecuadas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Sobre el final, el texto se permite una pequeña reflexión, donde el enunciador ataca lo que él considera como la “religiosidad”. Mezcla de ensayo filosófico y dardo retórico, el ensayo deja una sensación de “a propósito de esta cuestión, quiero aclararles que…”, como si el autor hubiera descubierto, en medio de otras cavilaciones, algo con lo que no estaba de acuerdo y sobre lo que decidió disparar.<o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-26105897965646193342010-11-05T13:18:00.002-03:002010-11-05T13:20:28.292-03:00Nota de lectura “Modesta proposición para impedir que los niños de los irlandeses pobres...” Jonathan Swift<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">En este texto, Swift realiza una crítica a la situación social que se vive en Irlanda, en particular en relación a los niños pobres, a través de la <i style="mso-bidi-font-style:normal">proposición</i> de un plan para acabar con este problema, el cual implica comerse a los niños que no puedan ser mantenidos. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Se pueden destacar al menos dos aspectos que hacen a la misma naturaleza del ensayo y que constituyen algunos de sus logros. En primer lugar, la construcción de la voz del enunciador. En todo momento se genera la sensación de un caballero formal, culto, un hombre de mundo, con opiniones políticas formadas y un altruismo que lo lleva a intentar mejorar la situación de penuria que ve a su alrededor. El texto se asemeja a los <i style="mso-bidi-font-style:normal">consejos</i> que antiguamente muchos hacían a personajes de la política o la nobleza, esperando algún tipo de favor o reconocimiento, a cambio de su aporte a una materia determinada. El tono de la voz contribuye a llevarnos a través del texto, y a enmascarar el canibalismo aberrante que pretende el autor. En este sentido juega, también, otra herramienta: la duración del texto y su ramificación interna.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">El enunciador tarda en proponer el canibalismo. Se demora en rodeos y consideraciones varias. Luego propone el asunto. Pasadas algunas pequeñas explicaciones, el texto se desvía por innumerables vertientes: las consecuencias de tal proyecto, inmediatas o a largo plazo, las ventajas sociales y económicas que traería aparejada, las modificaciones en las conductas sociales. Si una primer imagen de un bebé siendo devorado nos causa rechazo, el enunciador nos distrae con diferentes artilugios, alejándonos de aquella imagen aterradora, y nos lleva a discutir sobre terrenos que son accesorios. El planteo que hace, el <i style="mso-bidi-font-style: normal">sistema</i> que propone, tienen coherencia, son prácticos. Mientras tanto, se va camuflando la imagen original que generaba rechazo automático: un bebé siendo devorado. <o:p></o:p></span></p> <span style="font-size:12.0pt;mso-bidi-font-size:11.0pt;font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-fareast-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande";mso-ansi-language:ES-TRAD; mso-fareast-language:EN-US">Por supuesto, el texto es irónico y no pretende convencernos de ser caníbales, pero es interesante notar como un texto puede enmarcar y dar vida cualquier tipo de cuestiones, si el tono y el ordenamiento interno del texto son los adecuados. </span><!--EndFragment-->Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-12148214984010249122010-11-05T13:16:00.001-03:002010-11-05T13:18:33.968-03:00Texto sobre la toma de la facutad de Sociales<!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><!--StartFragment--> </p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Primero fueron los <i style="mso-bidi-font-style:normal">pibes chorros</i>. Los programas de televisión mostraban el nuevo cuco del inframundo que acechaba a los ciudadanos desde la oscuridad de los barrios marginales y las calles poco transitadas. Algunos, explicaban el carácter de esta <i style="mso-bidi-font-style:normal">nueva</i> realidad, sus orígenes, sus consecuencias. Otros, directamente, mostraban estos nuevos villanos de la noche urbana en sus <i style="mso-bidi-font-style:normal">realitys</i> policiales de medianoche. El peso de la imagen aplasta cualquier intención (real o no) de mostrarlos para comprenderlos. Horas y horas semanales de jóvenes vestidos con ropa deportiva, en barrios marginales, en horas nocturnas, envueltos en episodios violentos. Los opinólogos se escandalizaban: jóvenes sin futuro, sin porvenir, volcados a las drogas, la delincuencia y la vagancia. Que no falte la sana reflexión al final de cada programa, ni la tan mentada <i style="mso-bidi-font-style:normal">inclusión</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal">social </i>que tanto hace falta en este país.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Después fueron los <i style="mso-bidi-font-style:normal">floggers</i>. Ahí nos enteramos en que andaba <i style="mso-bidi-font-style:normal">la juventud</i>, de un día para el otro. Un montón de jóvenes sin nada que hacer, con suficiente tiempo y dinero para sacarse fotos, subirlas a Internet y ver qué opinan otros tantos que se dedican a lo mismo. Se vestían raro, sus peinados eran ridículos y parecía ser (asumían los opinólogos) que no tenían idea de dónde estaban parados. Mucho menos de política. Horrorizados y escandalizados, los opinólogos nos advertían sobre aquella juventud tan falta de ideas e ideales, sin compromiso político, ni proyectos a futuro. Preocupados, los opinólogos no celebraron el descubrimiento de una juventud pacífica (pensemos que veníamos de los <i style="mso-bidi-font-style:normal">pibes chorros</i>) sino que lamentaron algo que podría resumirse en esto: los jóvenes se habían convertido en una manga de boludos a tiempo completo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Ahora son los <i style="mso-bidi-font-style:normal">estudiantes</i>. Resulta que los jóvenes del siglo XXI se dejan llevar por ideas políticas radicales, no tienen respeto por la ley, las instituciones, la democracia, toman edificios públicos, <i style="mso-bidi-font-style:normal">les contestan a los adultos</i> (sean estos docentes, padres, políticos, funcionarios o periodistas, como si estuvieran a su altura), osan proponer sus propias ideas política, se meten en temas en los que no tienen nada que ver (como apoyar trabajadores en huelga) y cosas por el estilo. En vez de <i style="mso-bidi-font-style:normal">estudiar</i>, <i style="mso-bidi-font-style:normal">hacen política</i>. Y cómo la hacen. Defienden la educación pública, libre y gratuita, el sueldo de sus docentes, las condiciones en las que estudian, el presupuesto educativo. Esto parece ser que tampoco está del todo bien, para los opinólogos. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="mso-bidi-font-size:11.0pt;line-height:150%;mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin;mso-hansi-font-family:Cambria;mso-hansi-theme-font: minor-latin;mso-bidi-font-family:"Lucida Grande"">Podríamos ir preguntándonos: ¿qué tipo de jóvenes se pretende? O mejor dicho: ¿cómo pretenden que sean los jóvenes? Porque parece ser que para el mundo de la televisión y las noticias, solo existen los borrachos, drogadictos y delincuentes, los que están en <i style="mso-bidi-font-style:normal">la pelotudez</i>, o los subversivos. Ahorrémonos tanta censura y reproche, armemos una receta y saquemos una buena generación de jóvenes, derechos y humanos, que sean el orgullo de la teleaudiencia. <o:p></o:p></span></p> <!--EndFragment--> <p></p>Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-32661758265456844882010-09-20T23:43:00.002-03:002010-09-20T23:45:53.028-03:00Texto argumentativo (carta) II(respuesta a la carta de <a href="http://atravesdelespejoy.blogspot.com/2010/09/carta-argumentativa.html">Gabriela</a> )<div><br /></div><div><div><!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Estimada Sra. Garbocci:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Agradezco profundamente su interés en el tema que ha motivado su carta y, aunque entiendo que en su caso se trata de una cuestión personal, no deja de enorgullecerme el compromiso que ha adoptado frente al mismo y la forma que ha elegido para debatirlo, como madre, como mujer, como ciudadana y como miembro de nuestro partido. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Quisiera expresarle que entiendo, y comparto, en líneas generales, su preocupación por cuestiones tales como la <i style="mso-bidi-font-style:normal">igualdad ante la ley</i> y la noción de <i style="mso-bidi-font-style:normal">ciudadanía</i> a las que usted hace referencia. Sin embargo, debo disentir en lo referente a la concepción que sostiene del Derecho o de lo que denomina <i style="mso-bidi-font-style:normal">marco político. </i>Lo que usted llama objeciones religiosas, científicas, estadísticas o morales <i style="mso-bidi-font-style:normal">sí </i>son pertinentes, y por la misma razón que usted explicita: el matrimonio civil, al igual que el marco político, <i style="mso-bidi-font-style:normal">es una construcción social, cultural y económica</i>. No existe Derecho o institución religiosa, social, familiar, económica o política como modelo o sistema abstracto en el plano de lo imaginario, desligado de los seres humanos a los que se encuentra atado y por los que es creado a partir de sus concepciones religiosas, científicas, estadísticas y morales. A menos que se pretenda que el sistema y sus instituciones son previos a la existencia del ser humano. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">De tal forma, es lógico que cuando se pretendan modificaciones en las normas y reglas que sostienen la sociedad en la que vivimos, surja la resistencia de sectores que, con sus creencias (y no me refiero sólo a las religiosas), han dado vida al sistema mismo. En otras circunstancias y con respecto a otro tema, usted podría estar <i style="mso-bidi-font-style:normal">del otro lado</i>, defendiendo una ley o norma <i style="mso-bidi-font-style:normal">ya existente</i> que considera justa porque <i style="mso-bidi-font-style:normal">su propia creencia</i> (moral, religiosa, científica) así lo determina. Esa ley que probablemente, en otro momento histórico, haya sido creada por personas que sostenían creencias parecidas a la suya y a partir de las cuales elaboraron un código de comportamiento, es decir, el Derecho. Dicho esto, queda claro que toda discusión política es una discusión acerca de las creencias que cada uno tiene acerca de cómo debiera ser la sociedad en la que vivimos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">¿Esto significa que <i style="mso-bidi-font-style:normal">la sociedad</i>, por medio del voto parlamentario, reglamentará cómo debe vivir una persona según su orientación sexual? Por supuesto que no. Creo que no es necesario demostrar mi compromiso para con la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y como miembros del mismo partido, usted ya debe conocer mi trayectoria y mis acciones en este sentido. Pero quiero despejar ciertas tergiversaciones que se han hecho estos últimos días, quizás producto de la repercusión mediática que ha tenido este debate o por la agenda política que no siempre va de la mano de las necesidades de la sociedad. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><i style="mso-bidi-font-style: normal">Igualdad ante la ley</i> no significa que todos seamos <i style="mso-bidi-font-style:normal">iguales</i>. Entiendo la utilización que usted hace de la palabra y le pido que no me malinterprete. La <i style="mso-bidi-font-style:normal">diversidad</i>, no solo en lo sexual sino también en lo religioso o cultural, es un hecho. Y es un hecho que toda minoría debe tener (según mis propias creencias) <i style="mso-bidi-font-style:normal">igualdad ante la ley</i> con respecto al resto de la sociedad. También creo, como usted bien dijo, que el Derecho era una construcción social <i style="mso-bidi-font-style: normal">dinámica, </i>esto es: que puede y debe ir evolucionando a la par de la sociedad. Por eso es que la propuesta de la Unión Civil da respuesta a esta cuestión: <i style="mso-bidi-font-style:normal">que todos tengan iguales derechos ante la ley</i>. Es una ley hecha a medida para las necesidades de un grupo específico de ciudadanos. Si esto no es promover la igualdad entre los ciudadanos <i style="mso-bidi-font-style:normal">de hecho</i>, independientemente de las orientaciones que tengan (y del tipo que sean), le ruego me señale cómo se debe hacer. Lejos de la parafernalia y la propaganda que ha rodeado el debate en los últimos días, la cuestión se presenta mucho más simple y despojada de los malentendidos que han circulado profusamente por los medios de comunicación. Cabría preguntarse, si existe algún otro móvil o agenda política detrás de los radicales de diferente signo que han cobrado notoriedad mediática a partir de esta situación. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Por último, no encuentro la razón del ataque al <i style="mso-bidi-font-style:normal">matrimonio </i>como<i style="mso-bidi-font-style:normal"> </i>institución. A veces pareciera que lo que se busca no es adquirir igualdad de derechos sino reformar los derechos ya existentes según las creencias de los que intervienen en la disputa. Por supuesto que las parejas homosexuales son una realidad, así como también aquellas que crían hijos. Y me encontrará en la primera fila luchando para que esas injusticias a las que hace referencia en su carta tengan leyes que las contemplen y las combatan, sobre todo, habiendo niños de por medio. Pero no basta como argumento el hecho de que algo exista para que tanga que ser aceptado y declarado legal. Sé que no leerá esto como un llamado a ilegalizar la homosexualidad, nada más alejado de mis convicciones. Lo que creo es que el camino de ir legislando sobre lo existente no es correcto. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-spacerun: yes"> </span>Para finalizar, quiero decirle que mi decisión de rechazar el proyecto tal cual fue presentado, obedece a estas últimas razones que le he expuesto. Lamentablemente, los medios y la agenda política suelen <i style="mso-bidi-font-style:normal">pintar todo de blanco y negro, </i>imposibilitando, muchas veces, la discusión sana y desprovista de prejuicios y tergiversaciones. De todas formas, agradezco nuevamente su carta, y tengamos por seguro que de una forma u otra, esta legislación constituirá un avance para la sociedad argentina.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Atte.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Susana Hernández</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">DNI: 19.980.340</p> <!--EndFragment--> </div><div><br /></div></div>Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1470138062590669355.post-73359747501392669512010-09-15T01:24:00.001-03:002010-09-15T01:26:41.556-03:00Texto argumentativo (carta)(carta al correo de lectores de un diario)<div><br /></div><div><!--StartFragment--> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Sr. Director:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="mso-tab-count:1"> </span>Quisiera referirme brevemente al problema de la inseguridad que estamos padeciendo, como nunca, los argentinos en estos últimos años. Pero también quisiera poder hacer una pequeña reflexión sobre otro tema estrechamente relacionado: la inmigración. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">Vivo hace casi 40 años en lo que llaman “el Bajo Flores”. Soy dueño de un comercio que perteneció a mis padres y que es de los negocios más viejos del barrio. Al igual que los vecinos más antiguos de la zona, he visto como con el correr de los años, ha aumentado enormemente la inmigración, en particular, la proveniente de países limítrofes o cercanos como Bolivia, Perú y Paraguay. Al mismo tiempo y paralelamente, la delincuencia, sobre todo la relacionada con el narcotráfico y el robo, ha alcanzado niveles exorbitantes. ¿Existe una relación entre estas dos cuestiones? ¿Es la primera, la causa de la segunda? Creo que sí, y quiero explicar por qué, aún a riesgo de ser tildado de “reaccionario” o “facho” por todos los “progresistas” que tanto abundan últimamente, y a los que seguramente no los han asaltado 10 veces en un mismo año, ni les han matado un familiar para robarles un celular. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">No tengo nada en contra de los inmigrantes, todo lo contrario. Provengo de una familia de italianos, como tantos otros argentinos. El barrio, al igual que el resto de la provincia y el país, se fue formando con sucesivas oleadas inmigratorias: españoles, italianos, algunos alemanes y franceses, judíos, etc. Muchos venían huyendo del hambre o la guerra. Ya todos conocemos la historia. Y todos aquellos que fueron llegando, lo hicieron con una idea clara: trabajar y tener un hogar. Algunas de sus costumbres las mantuvieron, otras fueron modificadas, adaptadas, pero siempre hubo una intención de integración al resto de la sociedad. Todos ellos venían con una “idea”<span style="mso-spacerun: yes"> </span>de progreso, de bienestar. Aprender la lengua, un oficio, tener un buen trabajo, integrarse: eran valores que todos compartían. Tenían (teníamos) diferencias culturales y también, por qué no, prejuicios: el italiano era el “tano”, el español era el “gallego” bruto. Incluso acá, en “el Bajo” Flores, estaba el “Ruso”, un judío odontólogo que atendía a mi familia. Quizás no fuera lo que hoy llamaríamos una forma “correcta” de referirse a él, pero el apodo le cabía a todos por igual y nadie era un paria. Todos intentaban ser parte del resto.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">Los clanes y familias (“colectividades”, como gustan de llamarlas algunos periodistas) que campean a sus anchas por las calles de mi barrio, poco tienen que ver con aquellos inmigrantes de los que hablo. Por no mencionar los que viven atrincherados en sus fortalezas de la villa 11-14, cerca de la cancha de San Lorenzo. Sus actividades ilegales aparecen regularmente en los medios, la policía sabe de sus negocios (cuando no participa en ellos), los vecinos (todos) saben de sus andanzas. Los muertos se amontonan en las esquinas, semana tras semana, después de tal o cual ajuste de cuentas. La venta de artículos robados, el robo, la prostitución y sobre todo el narcotráfico, son moneda corriente en este lugar donde las bandas formadas por familias de las diferentes nacionalidades que pueblan la zona resuelven sus diferencias a puro tiro. Los vecinos vivimos presos de una situación que nadie parece poder manejar. Si no es un robo en la calle, es el asalto a mi comercio, un secuestro “express”, o un encuentro con cualquiera de los grupos de drogados que rondan por ahí a cualquier hora del día. Esta es la realidad, aunque a alguno le parezca discriminatorio lo que digo, todos saben que es así. Hay mafias bolivianas, paraguayas, peruanas, chilenas. Todos los días alguien muere, todas las semanas se incauta droga, todo el tiempo aparece en los medios, pero si alguien señala esto, es tildado de “racista”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">Por supuesto, no todos son criminales. Existe una franja de inmigrantes que vienen a instalarse y conseguir un trabajo. ¿Se integran con los vecinos, buscan un trabajo en la zona, sus hijos van a las mismas escuelas que los demás, aprenden el idioma? No. Se recluyen, amontonados unos sobre otros, en esas villas controladas por narcotraficantes de su misma nacionalidad. Levantan piso sobre piso de casas precarias, junto a calles de tierra, sin agua potable, luz o gas. Eso sí, de lejos se ven las antenas de Internet o de televisión satelital, los carteles luminosos de sus locales, el humo de la comida que preparan. De cerca se ven sus ropas caras (copias, pero caras), celulares que parecen computadoras portátiles, zapatillas de 300 pesos. Solo celebran sus festividades. Si uno quiere hablar, apenas se los entiende. Y si nos atrevemos a caminar por su territorio, nos miran haciéndonos saber que el extranjero, allí, somos nosotros. Todo esto también es real, y todos lo saben. Pero en este caso, también, decirlo es ser “racista”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">En los últimos días, se ha generado un revuelo en Francia por la decisión del presidente Sarkozy de “endurecer” las leyes “contra” los inmigrantes. Básicamente, decidió retirarle la ciudadanía a aquellos inmigrantes que cometieran delitos graves (homicidios agravados, por ejemplo) o atentaran contra figuras o instituciones gubernamentales (matar un policía, atacar un municipio). Digo yo, ¿no es esto acaso lo mínimo que se le puede exigir a alguien que viene a buscar trabajo, seguridad y bienestar a un país, que le abre las puertas y le ofrece las posibilidades que no tuvo en el suyo? ¿Dónde está el racismo en deportar a aquellos inmigrantes que vienen y forman bandas criminales con las que inundan de droga la ciudad? ¿Qué derechos reclaman aquellos que, aún sin ser criminales, no pagan impuestos ni servicios, no les interesa qué ocurre fuera de los muros de sus conglomerados, no buscan integrarse y solo esperan recibir dinero y seguridad del Estado para sus “colectividades”?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;text-indent:35.4pt">Espero que alguna vez se pueda debatir este tipo de cuestiones, sin caer en el estereotipo “progre” del “inmigrante bueno”, tan nocivo y falso como su contraparte, el “narco colombiano”. La inmigración es un derecho que todos deberían tener, pero como todo derecho, demanda responsabilidades y obligaciones. Por lo menos, el cuidado y el respeto hacia el país que da la oportunidad de tener una vida digna. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">Alberto Roseti</p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify">DNI 14.675.340</p> <!--EndFragment--> </div>Pablo Páezhttp://www.blogger.com/profile/17783246200728540266noreply@blogger.com2